El efecto negativo que causan los depredadores introducidos por el hombre sobre las especies que habitan en archipiélagos e islas de todo el mundo ha sido suficientemente documentado (1). De hecho, las especies invasoras han sido identificadas como uno de los Jinetes del Apocalipsis del cambio global en Millenium Ecosystem Assessment, un documento recientemente publicado por encargo de las Naciones Unidas (disponible en
http://www.maweb.org). Es por ello que dicho problema se ha convertido en uno de los principales focos de atención para las investigaciones aplicadas a la gestión de sistemas insulares, con abundantes publicaciones en el campo de la biología de la conservación. Particularmente, el impacto de los mamíferos introducidos sobre las poblaciones de aves que nidifican en islas constituye un importante problema de conservación actual (2).