Pérdida de diversidad biológica y fragmentación de hábitats en Almería
El declive de Linaria nigricans, una planta del sureste árido
Por Julio Peñas, Blas Benito, Luz María Muñoz, Juana-Ana Elena y María Montserrat Martínez-Ortega
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Los rápidos cambios en el uso del suelo registrados en Andalucía durante los últimos años han tenido drásticas consecuencias ambientales. Entre ellas, una severa fragmentación de los hábitats naturales y graves pérdidas de diversidad biológica, que afectan incluso a especies protegidas por la legislación vigente. Este es el caso de Linaria nigricans, una herbácea anual que forma parte de la peculiar flora de las zonas áridas de la provincia de Almería. Su estado de conservación ha empeorado y varias poblaciones corren peligro de desaparecer a corto plazo.
El sur de la península Ibérica ha sido destacado como una de las regiones prioritarias para conservar la diversidad vegetal a escala global (1). Sin embargo, la flora y la vegetación de los ambientes áridos y semiáridos del sureste ibérico se han visto tradicionalmente infravaloradas a la hora de arbitrar medidas de conservación. No obstante, estos ecosistemas áridos mediterráneos dan cobijo a una excepcional concentración de especies y cuentan con una alta proporción de endemismos (2, 3). De hecho, albergan casi un centenar de plantas exclusivas y tres géneros integrados por una sola especie (monoespecíficos). Además, sirven de emplazamiento a numerosos elementos disyuntos, es decir, plantas que actualmente tienen áreas de distribución muy alejadas, todos ellos de gran interés biogeográfico. En consecuencia, los ambientes áridos y semiáridos del sureste ibérico se sitúan entre los ecosistemas más ricos de todo el continente europeo (4).
Durante siglos, tanto los paisajes como la vegetación han evolucionado en paralelo a unas prácticas agrícolas y ganaderas de corte tradicional. Pero desde hace poco se enfrentan a un grave riesgo, ya que dichas prácticas están siendo sustituidas por explotaciones intensivas que son incompatibles con hábitats y ecosistemas. Nos referimos, en concreto, a la proliferación de urbanizaciones y al auge de los cultivos bajo invernadero (5).