LA PRIMERA NORMA LEGAL DE CONSERVACIÓN DE LAS AVES EN ESPAÑA
Mariano de la Paz Graells y la protección de la fauna silvestre
|
Macho de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), especie insectívora que Graells se olvidó de incluir en su lista de aves protegidas (foto: Atanasio Fernández). |
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
En 1882 Graells impartió una conferencia en el Real Jardín Botánico de Madrid durante la cual propuso un listado de aves que, según él, merecían estar estrictamente amparadas por la ley. Catorce años después, y bajo la amenaza de un posible conflicto diplomático, consiguió su propósito. Este catálogo de especies protegidas perduró, vigente pero olvidado,
durante más de medio siglo en el ordenamiento jurídico español.
por Juan José Ferrero-García
|
Célebre retrato de Mariano de la Paz Graells. |
Mariano de la Paz Graells (1808-1898) fue uno de los más destacados científicos españoles del siglo XIX. Está sobradamente acreditado su esfuerzo por contribuir a describir la biodiversidad de la península Ibérica, el tiempo que consagró al fomento de los animales útiles y a la lucha contra determinadas plagas agrícolas y, en general, su dedicación al estudio de los más variados aspectos de las ciencias naturales; en definitiva, se le puede considerar como uno de los últimos naturalistas totales (1-3). Por otro lado, también es conocido su alejamiento de las nuevas líneas de pensamiento que empezaban a predominar en la segunda mitad del XIX, así como sus desencuentros con algunos de sus discípulos (4, 5).
Sin embargo, sólo muy recientemente se le ha relacionado, de manera clara y directa, con una de las primeras normas españolas de protección de la vida silvestre, promulgada en 1896 (6). Varios lustros antes de que se impulsaran, ya a principios del siglo XX, otras disposiciones legales cuyo objetivo sería la preservación de ciertos espacios naturales (7), un Graells anciano y decimonónico aún tendría fuerzas para –entre otras muchas cosas– promover y elaborar el más antiguo de nuestros catálogos de especies protegidas. De esta forma se convirtió en un, hasta hace poco, desconocido pionero de la conservación. Todo comenzó en el Jardín Botánico de Madrid, una tarde de junio de 1882.