Impacto de la fauna exótica sobre los anfibios
en Castilla y León
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Recientes introducciones de peces y crustáceos exóticos han modificado los
ecosistemas acuáticos de Castilla y León, perjudicando gravemente a sus poblaciones de anfibios. Las consecuencias son aún peores en medios cerrados, como fuentes, charcas, estanques, balsas y lagunas. Los depredadores se ceban entonces en
puestas, larvas y adultos, de manera que pueden provocar extinciones locales.
La fauna de anfibios de Castilla y León se compone de 22 especies, 8 de las cuales son urodelos o anfibios con cola (salamandras y tritones) y las 14 restantes anuros o anfibios sin cola (ranas y sapos). El estudio comenzó en el año 2002 y comprende las provincias de Zamora, Salamanca, Valladolid y León. Su objetivo inicial era detectar posibles agresiones de cangrejos rojos americanos (Procambarus clarkii) en la cola y las extremidades de los gallipatos (Pleurodeles waltl) adultos, aunque posteriormente se ha ampliado a los efectos de otras especies exóticas en charcas, fuentes y pilones.
En estos tres años hemos asistido a una auténtica avalancha de introducciones de peces como la gambusia (Gambusia holbrooki), la perca americana (Micropterus salmoides), el pez gato negro (Ameiurus melas), la perca sol (Lepomis gibbosus), la carpa (Cyprinus carpio) y el pez rojo (Carassius auratus). Conviene tener en cuenta que una sola perca sol fue capaz de desplazar a cuatro especies de anfibios –tritón ibérico (Triturus boscai), tritón jaspeado (Triturus marmoratus), sapo común (Bufo bufo) y rana común (Rana perezi)– en un pilón de Casas del Conde (Salamanca) y que cinco carpas acabaron con la población reproductora de tritón jaspeado del arroyo Adalia, cerca de Toro (Zamora). Por otro lado, la abundancia de peces y cangrejos ha atraído a numerosas cigüeñas y garzas. En un par de días, una cigüeña blanca (Ciconia ciconia) acabó con todas las puestas de sapo corredor (Bufo calamita) en una laguna en Zamora. La liberación de carpas, percas sol y cangrejos americanos en El Tejar, cerca de Toro, atrajo a unas veinte ardeidas que acabaron con casi todos los anfibios, salvo alguna que otra rana común (Rana perezi).