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El maldito beleño negro

El maldito beleño negro
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El beleño negro destaca por segregar unos principios activos de elevada toxicidad que le protegen de los herbívoros. Sin embargo, el hombre ha sabido sacar provecho de estas toxinas a lo largo de la historia y las ha usado tanto por sus propiedades anestésicas como para provocar alteraciones del estado de consciencia.

J. Ramón Gómez
ramongomez@herbanova.es
HAN SIDO MUCHAS LAS HIERBAS que el hombre ha relacionado con la magia y la brujería desde tiempos ancestrales, lo que provocó su persecución al considerarlas aliadas del mismísimo demonio. La mayoría de estas especies fueron protagonistas de conjuros y preparados misteriosos durante el Medioevo, como en el caso del estramonio (Datura stramonium), la belladona (Atropa belladonna), la mandrágora (Mandragora autumnalis), el tabaco (Nicotiana tabacum), la hierba mora (Solanum nigrum) o el beleño (Hyoscyamus niger), al que dedicaremos hoy nuestra atención.

No es casualidad que todas estas plantas se encuentren incluidas en las solanáceas, una familia que adoptó como táctica defensiva el desarrollo de una serie de complejos principios activos de elevada toxicidad. Pero, ¿qué hay de cierto en estos mitos? ¿Realmente surgían estas hierbas en cementerios y lugares misteriosos? O, tal y como aseguran numerosos autores de medievales, ¿tenían propiedades mágicas? Pues, para sorpresa de muchos y decepción de los amantes del misterio, todas estas oscuras hierbas en general, y el beleño en particular, son plantas corrientes, ahora y en el pasado. Pertenecen al gremio de las hierbas ruderales, palabra que provine del latín (rudus, ruderis) y alude a los escombros. Es decir, tienen una clara preferencia por arraigar en lugares relacionados con las actividades humanas. Allí donde es frecuente la acumulación de residuos y desperdicios de todo tipo, como descampados, antiguos camposantos y áreas marginales de caminos y urbes, el beleño y otras plantas aprovechan la riqueza en nitrógeno del suelo para desarrollarse a sus anchas. Unas preferencias que, evidentemente, incrementaron su mala fama (1). Así pues, resuelto el primer misterio.

Pie de foto: Una seña de identidad inconfundible del beleño negro (Hyoscyamus niger) es el color morado oscuro que tiñe el interior de las flores y las nervaduras de los pétalos.
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