El curioso caso del francolín:

En el volumen 7 de la revista Ardeola, Maluquer y Travé publicaron el resultado de sus investigaciones sobre la presencia histórica y la extinción del francolín (Francolinus francolinus) en la península Ibérica y las islas Baleares (1). Basándose en fuentes diversas, proponían que la especie fue introducida por razones cinegéticas en los dominios de la antigua corona de Aragón, probablemente a partir de los territorios conquistados en la parte central (Sicilia) y oriental (Grecia) del Mediterráneo. Estos autores presumen que dicha introducción tuvo lugar a finales del siglo XIII y aportan la primera mención de su presencia en una Cédula Real expedida por Pedro IV en Barcelona en 1368. En ella ordena que se lleven algunas parejas de francolines a Mallorca, suponiendo que “procedían del Principado, aunque no deba destacarse (sic) su posible origen siciliano”. El vínculo de la especie con la corona de Aragón queda reforzado con abundantes datos sobre su presencia en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Baleares entre los siglos XIV y XIX, al tiempo que señalan la escasez de citas fuera de este territorio. Finalmente, achacan la extinción de la especie a la caza y la roturación de terrenos antes incultos.

Hoy en día, el francolín común se distribuye desde Turquía y Oriente Medio hasta el interior de Asia, aunque subsiste una única población europea acantonada en la isla de Chipre. El objeto del presente trabajo es ampliar la información recopilada por Maluquer y Travé para indagar sobre el origen y la distribución del francolín en España, su carácter de especie nativa o introducida y plantear posibilidades de recuperación.

Pie de foto: Hábitat actual del francolín en Chipre, el último bastión europeo de la especie. En este ambiente mediterráneo, cerca de Platanistasa, los francolines crían al abrigo de sembrados y ribazos (foto: Emilio Laguna).