El afortunado trébol de los prados
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Tanto si estamos en la ciudad como en el campo, nos será fácil advertir la presencia de un trébol de flores rojas en cualquier pradera que conserve cierta humedad. La coevolución de esta planta con los abejorros y su capacidad para enriquecer el suelo que habita le han otorgado ciertas ventajas frente a otras hierbas.
J. Ramón Gómezramongomez@herbanova.es
EL TRÉBOL DE LOS PRADOS, o trébol rojo (Trifolium pratense), es una planta común tanto en terrenos ganaderos como en el interior de pueblos y ciudades. Surge aquí y allá en los lugares que ofrezcan mayor humedad, por lo que suele localizarse en praderas y céspedes. Pero no soportará encharcamientos prolongados, ni tampoco los rigores de la sequía. Las precisas necesidades de agua son su factor más delicado, sobre todo en los meses de mayo y junio. Como la mayor parte de las leguminosas, tiene la ventaja de fijar nitrógeno atmosférico, de manera que enriquece la tierra donde vive. Una función que sólo es posible gracias a su valiosa asociación con bacterias del género Rhizobium, que además le permite desarrollarse en suelos muy pobres, con frecuencia en sus primeras fases de desarrollo, y eludir la competencia con otras especies.
Este trébol es originario del sureste de Europa, oeste de Asia y noroeste de África. Pero se ha cultivado por prácticamente todo el mundo y es muy común en la Europa continental, el sur de Australia, Nueva Zelanda, el noreste de Asia, Estados Unidos y el cono suramericano. Cuenta además con una alta capacidad de adaptación, que le ha permitido escapar y naturalizarse en muchas de estas regiones. En España crece de forma espontánea a lo largo y ancho del territorio.
El trébol de los prados es una hierba vivaz, que resurgirá todos los años, y que alcanza entre los 15 y los 30 centímetros de altura. Tiende a crecer en macollas y sus hojas se componen de tres foliolos, ovales o elípticos, que son peludos por el envés. En el haz destaca una llamativa mancha blanquecina central en forma de media luna que ayuda a distinguirlo de otras plantas pratenses. Las flores son púrpuras o rojas y están reunidas en cabezuelas globosas, solitarias. Su periodo de floración es amplio y puede abarcar desde abril hasta noviembre. Las semillas tienen la piel dura, una buena protección contra los agentes externos, pero su paso por el estómago de cualquier herbívoro romperá el letargo.
Pie de foto: En muy fácil localizar en cualquier pradera las llamativas flores rojas del trébol de los prados (Trifolium pratense), que requieren la colaboración de los abejorros para ser
polinizadas.