Los cambios socioeconómicos son acusados por el paisaje y pueden ser medidos

La estructura socioeconómica ha variado notablemente en las últimas décadas. Este hecho, común en muchos países del mundo, tiene sin embargo connotaciones peculiares en España, puesto que a partir de la incorporación de nuestro país a la Unión Europea (UE) se aceleró el proceso de cambio, acusándolo con gran rapidez el paisaje rural y la biodiversidad.

Los registros históricos señalan cómo hace muchos siglos que buena parte del territorio ibérico perdió su imagen silvestre, dando paso a un paisaje que integró actividades forestales, silvopastorales y agropecuarias. Estas actividades, que se ven condicionadas por factores geológicos y climáticos, ocuparon pronto grandes territorios, generándose diferentes sociedades rurales con identidad propia. En la historia reciente, los cambios asociados a la industrialización del siglo XIX supusieron una seria separación entre sociedades rurales y urbanas que el desarrollo de las comunicaciones apenas evitó. Finalmente, en la actualidad, el abandono rural puede explicar nuevas e importantes transformaciones socioeconómicas que inciden en esta disociación y que son acusadas por el paisaje.