Algunos de los miembros de la familia Scorpaenidae, llamados vulgarmente peces escorpiones, se encuentran entre los peces más conocidos del público general, tanto por su uso en acuariofilia como en gastronomía. Por poner un ejemplo, el famoso pastel de cabracho se elabora a partir de la carne del pez del mismo nombre.
A su vez, estos peces representan un componente de la diversidad marina poco conocido, incluso por especialistas en la materia. Su pesca, aunque de escaso volumen, supone un importante complemento, por el valor de las capturas, para la flota artesanal de toda España (Cuadro 1).
Los peces escorpiones se caracterizan por presentar una cabeza grande y prominente, adornada con espinas (y excrecencias en algunas especies). El cuerpo es más o menos grueso en la región anterior y comprimido hacia atrás. Además, presentan un pedúnculo caudal bien evidente y unas aletas pectorales robustas y visibles.
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