Si unos niños malcriados pisotearan en cualquier jardín un arriate de tulipanes, más de un ciudadano les llamaría la atención, pese a que la belleza y el valor patrimonial de estas flores sean efímeros. Sin embargo, por cuarto año consecutivo, el pasado 29 de abril se celebró la carrera de montaña denominada “La pisada del diantre”. El también llamado trail del Sueve atraviesa uno de los bosques más amenazados y singulares de Asturias y de Europa: las Tejedas del Sueve.
Hablamos de un caso en el que parece contemplarse con naturalidad que cientos de corredores atraviesen con sus zapatillas de tacos, al margen de los senderos, el área de regeneración de estos bosques de tejos (Taxus baccata), muy castigada ya por el intenso pisoteo y ramoneo de una población desmesurada de herbívoros. Las pequeñas plántulas no logran sobrevivir en estas condiciones y el futuro de este tesoro de la naturaleza asturiana es cada día más incierto.
La pendiente muy pronunciada hace que la erosión por este tipo de prácticas resulte muy intensa. El trazado de la carrera transcurre precisamente por el área más hermosa, delicada y valiosa de toda una rasa costera en la que el monocultivo del eucalipto ha aniquilado la biodiversidad forestal en un área inmensa que comprende todos los alrededores.
Autor: Ignacio Abella (ign.abella@gmail.com ) naturalista y escritor, es especialista en aspectos culturales y ecológicos del tejo.
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.
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