Por Francisco Gragera y Federico Suárez. Fotos: Francisco Gragera.
De todos los carnívoros catalogados como alimañas en España, el lobo (Canis lupus) ha acaparado toda la atención por considerarlo el principal obstáculo para el progreso de la cabaña ganadera (1). El zorro (Vulpes vulpes) también ha sido muy perseguido, tanto por su impacto sobre la caza menor como por el valor de su piel. Las demás especies, sobre todo las de menor tamaño, tampoco se libraron del acoso de alimañeros y pelliqueros. Lo que no sabíamos es que a los pequeños carnívoros se les acusó de provocar estragos en la apicultura extremeña a finales del siglo XVIII. El alcance de los daños debió ser considerable cuando eran citados en segundo lugar, justo detrás de los hurtos cometidos por paisanos, que se arriesgaban a severos castigos. Eso fue lo que sucedió a un ratero del municipio de La Haba (Badajoz), condenado a doscientos azotes y diez años de reclusión en el Presidio de Bombas de Cartagena (2).