Por Javier Ignacio Sánchez Almazán
El 17 de octubre de 1771 el marqués de Grimaldi, primer Secretario de Estado de Carlos III, escribía al ilustrado criollo Pedro Franco Dávila, nacido en 1711 en Guayaquil –en la actual República del Ecuador, pero perteneciente entonces al virreinato del Perú– y afincado más tarde en París. En su carta le comunicaba que el rey había aceptado la oferta para adquirir sus colecciones, formadas a lo largo de más de 25 años mientras residía en la capital francesa.
El gabinete de Dávila, considerado como uno de los más importantes de la época, contaba con miles de ejemplares de historia natural y numerosas obras de arte, objetos arqueológicos, libros e instrumentos científicos, entre otras piezas. El célebre botánico Michel Adamson afirmó que era “verosímilmente el más rico que ningún particular haya formado, sobre todo en cuanto a la parte de Historia Natural”.
AUTOR
Javier Ignacio Sánchez Almazán ha ejercido en los últimos quince años como conservador de la colección de invertebrados del Museo Nacional de Ciencias Naturales, donde trabaja desde 1991. Ha participado en siete libros y ha escrito varios artículos relacionados con su actividad profesional y la historia del Real Gabinete de Historia Natural, además de publicar dos libros de relatos y dos novelas. Es uno de los tres editores de la obra colectiva Las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Investigación y patrimonio, publicada por el CSIC en 2020.