Por Esperanza Cerdeño
Uno de los primeros hallazgos de fósiles argentinos de los que hay referencias nos traslada al siglo XVI: una muela atribuida originalmente a un hombre gigantesco. A ese ejemplar se sumaron otros restos de supuestos gigantes en 1766, que fueron embarcados poco después rumbo a España con destino a la Real Academia de la Historia. Allí los académicos reconocieron, con acierto, que pertenecían a algún animal parecido al elefante. En efecto, mucho tiempo después, se comprobó que eran de un mastodonte.
AUTORA
María Esperanza Cerdeño Serrano es doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en mamíferos fósiles, en particular rinocerontes holárticos y notoungulados sudamericanos. Fue becaria doctoral y postdoctoral en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) de Madrid y actualmente es investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, en el Instituto de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) de Mendoza.
Correo electrónico: espe@mendoza-conicet.gob.ar