Por José Carlos de la Fuente
Me había enamorado de una tigresa. Muchos amigos científicos me advirtieron
que me mantuviera alejado y que no humanizara a los tigres,
pero yo estaba encantado con mi compromiso emocional con Noon.
Valmik Thapar
Living with Tigers (2016)
En los primeros días de diciembre de 2018, el todoterreno abierto cruza Sawai-Madhopur, una antigua ciudad que ha crecido desde los años ochenta alimentada por un turismo que, como nosotros mismos, viene a visitar uno de los parques nacionales más famosos del mundo: Ranthambore. Desde nuestros asientos vemos pasar las calles del pueblo que nos bombardean con planos sacados de una película de aventuras exóticas y con los rostros adustos del pueblo indio: turbantes, bigotes, saris, velos, miradas. Tragamos polvo del tráfico enloquecido junto con las cenizas de los cientos de fuegos con los que la gente se calienta en las mañanas frías del invierno. Todo el mundo toca el claxon sin cesar porque sus bocinazos sustituyen a los intermitentes. Blow horn (sopla el cuerno) recomiendan unos letreros que llevan todos los camiones, casi siempre pintados a mano, entre las guirnaldas, cintas y amuletos que los adornan. Se está haciendo de día. El río que baja de las montañas y cruza Sawai-Madhopur parece más bien un colector de las cloacas abiertas que recorren las calles. Sin embargo, un gigantesco martín pescador, el alción de Esmirna, traspasa con su mirada la superficie del río y parece llevarle la contraria a las aguas residuales con su insistencia en pescar allí.
Salimos de la ciudad y subimos hacia las montañas por una carretera que bordea muros de piedra. Cruzamos antiguos pórticos de arquitectura tradicional, pues existen en Ranthambore construcciones que vienen desde la Edad Media, como su famoso fuerte. Dejamos atrás súbitamente los ruidos, el polvo, el tráfico y la gente. Vamos remontando el río y en algunas represas hay enormes cocodrilos que se relajan al sol, dándole ya un carácter muy salvaje a estas montañas sin necesidad de haber encontrado ni un solo rastro de los grandes depredadores que buscamos. Hemos entrado en los dominios del mayor cazador de Asia: el tigre de Bengala.
AUTOR
José Carlos de la Fuente Fernández trabaja para la Administración pública en vigilancia e inspección urbanística y medioambiental. También ejerce como guía naturalista para EcoWildlife Travel en India, Rumania, Kenia y España. Colabora con Quercus desde 2013 y es autor de los libros Coexistencia. Un viaje por las relaciones entre carnívoros y humanos y Lobos, linces y osos. Los grandes carnívoros ibéricos a través de sus rastros, ambos publicados por Perdix Ediciones. Los ingresos derivados de este artículo serán destinados íntegramente al proyecto Save Leopard, que trata de mitigar los conflictos entre humanos y leopardos en Rajastán, proveer de puntos de agua para esta especie y demás fauna salvaje durante el duro verano indio y señalizar los puntos negros donde mueren atropellados los grandes gatos.
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