Por Pere Merino y Pao Fernández Garrido
Cuando nos dicen que puede haber más de un millón de barreras obstaculizando los ríos europeos no podemos dejar de llevarnos las manos a la cabeza. Pero la impresión puede ser aún mayor al saber que en los ríos españoles se ha estimado que tendríamos un obstáculo artificial por cada kilómetro de cauce.
En nuestros ríos, hasta ahora, se han inventariado alrededor de 30.000 obstáculos. Pero el número real puede ser mayor, porque a las presas y azudes no inventariados se suman otros, desde los más humildes hechos con sacos de abono o los taludes de tierra para crear charcas artificiales, hasta auténticos muros de varios metros de altura, además de innumerables infraestructuras que sólo recientemente se han empezado a considerar barreras a la continuidad ecológica fluvial: vados, drenajes de carreteras, las mal llamadas “piscinas naturales”, las bases de puentes de hormigón o los entubados que trocean el cauce de muchos arroyos.
AUTORES
Pere Merino y Pao Fernández Garrido son miembros, respectivamente, de las organizaciones Ríos con Vida y World Fish Migration Foundation.