www.revistaquercus.es
Imagen de uno de los famosos campamentos “Félix Rodríguez de la Fuente”, fotografiado en 1975 en las Hoces del Riaza (Segovia).
Ampliar
Imagen de uno de los famosos campamentos “Félix Rodríguez de la Fuente”, fotografiado en 1975 en las Hoces del Riaza (Segovia).

El 'bosque-escuela', un recurso pedagógico ambiental que viene de lejos

jueves 22 de diciembre de 2022, 11:56h

Acercar a los más pequeños y a los jóvenes a la naturaleza, a través de actividades y campamentos, parece algo muy novedoso. Sin embargo, en España, la Institución Libre de Enseñanza ya en el s. XIX organizaba salidas al medio natural y, más recientemente, Félix Rodríguez de Fuente fundó los ya míticos "Campamentos de la naturaleza". Nos lo cuenta el autor de este artículo desde su propia experiencia como educador ambiental.

Texto y fotos: Antonio Ruiz Heredia

Son cada vez más frecuentes los artículos, noticias y comentarios en los que se divaga, especula y afirma sobre el recurso al que se ha dado en denominar bosque-escuela, como modelo educativo novedoso de enseñanza al aire libre. Se trata de algo realmente interesante, útil y atractivo, de lo que los enseñantes españoles sensibilizados por estos temas sabemos bastante. En dichos artículos se llega a afirmar que es algo importado de los países escandinavos, donde se dice que nació en los años 50 del pasado siglo. Del mismo modo, podemos leer que, según aseguran, el primer centro docente experimental, comenzó su andadura en nuestro país hacia el año 2012.

Sin embargo puedo aseverar, sin ningún género de dudas y sin temor a equivocarme, que la tradición educativa renovadora, que tiene que ver con el acercamiento al campo, al bosque o a la montaña, a la naturaleza en definitiva, es mucho más antigua en nuestro país, bastante anterior a los años cincuenta y por supuesto muy anterior a 2012.

Todo empezó en 1876
La Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos, Federico Rubio y Hermenegildo Giner y en la que también participaron Manuel Bartolomé Cosío, Joaquín Costa, Augusto González de Linares y unos cuantos profesores más, comenzó llevando a cabo actividades de acercamiento al medio natural, higienismo, excursiones didácticas por la Sierra de Guadarrama, observación de la naturaleza e incluso clases didácticas en pleno bosque, allá por el año 1876.

Un grupo de jóvenes sale de un aula de la naturaleza situada en pleno bosque.

En 1887, comenzaron a desarrollarse las que se conocieron como colonias escolares (1), durante las cuales primaba la coeducación, los juegos, las excursiones y la enseñanza del arte y en las que niños y niñas elaboraban, además, un diario donde plasmaban sus vivencias. Estas colonias se llevaron a cabo en San Vicente de la Barquera (Cantabria), de manera ininterrumpida hasta 1936. En 1978, la Institución Libre de Enseñanza, ya legalizada con el nombre de Fundación Giner de los Ríos, recuperó las renombradas colonias de vacaciones, desarrollándolas esta vez en Villablino (León).

Simultáneamente, funcionaron de manera experimental durante las primeras décadas del siglo XX, en algunos puntos aparentemente dispersos del estado como Aragón, Cataluña, Madrid o La Mancha, experiencias sumamente interesantes que acercaban a niños y jóvenes al campo, a las sierras, al bosque o al ámbito rural.
En 1914, el Consell de Pedagogía de la Generalitat de Cataluña, dirigido por Prat de la Riba y A. Galí, promovió la primera escuela de verano (Escola d'Estiu), que estaba dedicada a la formación de maestros, profesores y estudiantes. Algunos destacados maestros como Pere Verges, Joseph Puig o Artur Martorell, aportaron mucho a esta nueva conciencia educativa.

En el mismo año, el ayuntamiento de Barcelona inauguró en Montjuic la Escuela del Bosque (Escola del Bosc) que, dirigida por Rosa Sensat, funcionó como parte de un plan de renovación pedagógica llevado a cabo por las autoridades municipales y que sólo dejó de hacerlo a causa del golpe de estado, la guerra civil y la dictadura que vino a continuación. En esos días, dicha corporación municipal envió a Roma maestros becados a aprender el "método Montessori", que posteriormente trató de implantar en "La Casa dels Nens" y "La Escola Montessori", dos centros de nueva creación (2).

Y después llegó Félix...
Después de un forzado lapsus de casi cuarenta años, en el año 1975, Félix Rodríguez de la Fuente montó en un bosque de encinas, dentro del Refugio de Rapaces de Montejo (Hoces del Riaza, Segovia), y promocionado por ADENA-WWF, asociación de la que era vicepresidente, una instalación para lo que él mismo denominaría "Campamentos de la naturaleza", en los que chicos y chicas de diferentes edades y en grupos reducidos, convivirían emboscados en sus tiendas de acampada durante algunas semanas, observando, experimentando y viviendo en primera persona todos los procesos naturales que aparecían ante sus ojos: flora, fauna y gea, orientados por sus monitores y monitoras (3).

En estas pequeñas cabañas, construidas en mitad del bosque, se puede pasar la noche y observar el entorno natural.

En 1977, yo mismo logré organizar una “Sección Juvenil” dentro de la asociación ecologista AEPDEN, iniciándose lo que denominamos “Campamentos-escuela de la naturaleza”, que se desarrollarían durante los veranos, en distintos lugares de nuestra geografía, hasta mediados de los años 80 y siempre en el bosque.

Grefa, Greenpeace, Ándalus, GOB, Retama, Fapas y Melojo son algunas de las asociaciones que tomaron el relevo, llevando a cabo campamentos naturalistas para jóvenes, durante los últimos 25 años o más, aportando mucho de ellas mismas y creando un amplio abanico de ofertas y posibilidades para que niños y jóvenes pudieran acercarse a la naturaleza, a la montaña y al bosque, para aprender a observarlos, valorarlos, defenderlos y protegerlos mejor.

El “bosque-escuela” no es nada nuevo
Por lo que he podido comprobar visitando las diferentes páginas web de las entidades que ofertan actividades de “bosque-escuela”, lo hacen anunciando algo que venden como absolutamente novedoso y original, cosa que, como ya he explicado, no es exacta. Sin embargo, los planes de actividades, desarrollo y filosofía en general son similares y prácticamente en todas ellas se llevan a cabo durante fines de semana, puentes y época veraniega, tal y como lo hemos venido haciendo desde hace cuarenta años, por lo que no resulta muy prudente obviar toda esa increíble historia educativa medio ambiental de nuestro país, como si nunca hubiese existido, no mentándola siquiera (¡no aparece ni en la wikipedia!) y arrogarse en exclusiva méritos e ideas que otras personas y entidades han obtenido, trabajado y sudado durante años.

Al respecto de las actividades de campo, añadiré que lo más importante no es el mero desarrollo de cada una de ellas, sino el hecho de intentar conseguir llevarlas a cabo de manera continuada en el tiempo, de modo que cada una sea capaz de enlazar con la siguiente, sin que queden aisladas, estancas y únicamente como algo anecdótico en el ánimo de los escolares asistentes: “Una vez estuvimos en un bosque haciendo cajas nido…”. Pero esto resulta tremendamente complicado con el modelo educativo actual ya que no sólo depende en gran manera de cada comunidad autónoma o de los centros educativos (públicos o privados), que no suelen estar por la labor, sino también de los pocos docentes, maestros y maestras de primaria y profesores y profesoras de secundaria y bachillerato, que deciden implicarse en actividades que se puedan prolongar a lo largo del curso escolar, y mucho menos que estén dispuestos a utilizar su tiempo libre y vacaciones para ello. Se trata, pues, no sólo de una cuestión de ideología, plan de estudios, programa y presupuestos, sino también de una simple y llana cuestión vocacional, cosa que conozco perfectamente por experiencia propia.

Aprendiendo a observar pequeños animales antes de liberarlos.

El Molino de Arriba, educación ambiental en Madrid
En 1991, (bastante antes del año 2012 por cierto), un reducido grupo de amigos naturalistas, estudiantes, maestros, monitores, etc., al que tuve el honor de pertenecer, y que veníamos organizando desde hacía años escapadas al bosque, al campo y a zonas rurales, acampadas, campamentos de verano y otras actividades con grupos juveniles de algunas de las asociaciones ya mencionadas, fundamos el que sería el primer Centro de Educación Ambiental autorizado de la Comunidad de Madrid (por cierto, inmerso en un bosque de robles). El grupo inicial de voluntarios se fue reduciendo con el paso de los años, por aquello de la falta de recursos, de trabajo estable, de una remuneración adecuada e incluso, me atrevo a asegurar, también a causa de cierta escasez de la ya mentada “cuestión vocacional”.

Dicho centro, conocido como El Molino de Arriba – por ubicarse en una finca donde se conservan las ruinas de una edificación de estas características, ejemplo de arquitectura rural– ha seguido funcionando, una veces mejor que otras, pero siempre sin perder esa esencia propia del lugar donde reunirse para aprender a observar el medio que nos rodea, su fauna y su flora, tan enriquecedoras de nuestro espíritu y nuestro ánimo, así como de la enorme y nunca perdida curiosidad infantil.

Desde entonces –y ya van treinta años– nos emboscamos con los escolares participantes, durante fines de semana, puentes, periodos vacacionales de verano y siempre que podemos, en un espacio al que no se nos ocurrió denominar “bosque-escuela” (aunque en realidad lo fuera), sino “Campamento-escuela de la naturaleza”, que se le parece mucho. Por eso nos extraña bastante y nos sorprende enormemente a quienes hemos trabajado y seguimos haciéndolo en la actualidad, esa afirmación tan aventurada de que este tipo de experiencias existen en nuestro país desde el año 2012 (4).

Cartel con ilustraciones de las aves del bosque, en un centro de interpretación.

Aprendimos de los libros en los que se citaba a Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza; a María Montessori, Gean Piaget, Francesc Ferrer i Guardia, Alexander S. Neill, Jacques Yves Cousteau, Gerald Durrell y Félix Rodríguez de la Fuente. No había internet y por lo tanto tampoco el rincóndelvago.com ni Wikipedia. Todo fue a base de investigación pura y dura en librerías y bibliotecas. Ahora lo tenemos más fácil, el trabajo se simplifica un poco, pero… ¡cuidado! No todo lo que aparece en internet es exacto, a veces ni siquiera es cierto y en muchas ocasiones no está lo que buscamos y si lo está, lo encontramos sesgado, resumido, cortado, mutilado…o falseado, en función de quien o quienes lo hayan redactado y subido a la web. Hay que tener mucho cuidado para seleccionar lo que nos interesa, hacer un buen trabajo, además de tener ciertos conocimientos previos para ser capaces de diferenciar unas cosas de otras.

No nos olvidemos de los pioneros
Desde este espacio de la web de Quercus, esa revista tan representativa y docta, en las que se reflejan muchos de nuestros pensamientos, los de aquellos educadores ambientales que gustamos de programar, experimentar, poner en práctica y difundir ideas novedosas que tienen que ver con la didáctica de la naturaleza y mucho más, quisiera reivindicar ese trabajo silencioso, poco remunerado y, en ocasiones, poco valorado que muchos y muchas venimos desarrollando desde hace años, unas veces privadamente, otras desde asociaciones o desde la escuela donde damos clase habitualmente.

Que nadie llegue a pensar que esa actividad que llevamos a cabo desde hace lustros la han inventado ciertas empresas que se anuncian en internet y otros medios, pues resulta que los demás también existimos e igualmente existieron aquellos y aquellas que fueron pioneros hace más de cien años y de los que algunos parecen haberse olvidado.

Bibliografía
(1) Una antología Pedagógica de Manuel Bartolomé Cossío. Jaume Carbonell (MEC, 1985).
(2) Educación, medio ambiente y didáctica del entorno. Antonio Ruiz Heredia. ED/Popular. Madrid, 2008.
(3) La leyenda de las cárcavas. Varios autores. Ed./ Universa Terra. 2008.
(4) El bosque, un libro y un sueño. Antonio Ruiz Heredia. ED/Ars Templis Ediciones. 2021.

AUTOR
Antonio Ruiz Heredia (antonioruizheredia@gmail.com) es profesor y autor de varios libros sobre ecología, medio ambiente y educación ambiental, dirigidos a monitores, profesores y escolares.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
9 comentarios