Seguimiento de esta rapaz amenazada en sus dormideros comunales
La invernada del
milano real
en Navarra
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Cada otoño miles de milanos reales cruzan los collados pirenaicos, procedentes del norte y centro de Europa, para pasar el invierno en la península Ibérica.
El comportamiento gregario que presentan en esta época, al concentrarse
en dormideros comunales, ha permitido el seguimiento exhaustivo
de la población invernante en Navarra de esta especie
amenazada, estimada en más de dos mil ejemplares.
El milano real (Milvus milvus) es una de las raras especies cuya distribución comprende prácticamente toda Europa, circunscribiéndose además casi toda su población a este continente, lo que la hace especialmente vulnerable a las alteraciones del hábitat en un ámbito geográfico tan poblado y desarrollado. Es por ello que fue tenida en cuenta en Birds in Europe, una publicación aparecida en 1994 a iniciativa de BirdLife International, que supuso un verdadero hito en la catalogación del riesgo de desaparición de las aves europeas.
En los primeros estudios realizados en los años noventa, cuando el conocimiento del milano real era todavía muy escaso, la población europea se estimó en 11.000-13.000 ejemplares. Las estimaciones más recientes cifran entre 18.000-24.000 (1) y 19.000-25.000 (2) el número de parejas nidificantes. Ian Carter llama la atención sobre la desigual densidad de una especie de tamaño similar, el busardo ratonero (Buteo buteo), cuyos efectivos en Europa son 45 veces superiores a los del milano real (1).
Los países más importantes para la reproducción del milano real son Alemania, Francia y España, lugares donde parece haberse dado una disminución de los efectivos reproductores, parcialmente compensado por el crecimiento en otros del centro y norte de Europa como Suiza, Suecia, Dinamarca y Polonia. En el Reino Unido la especie se extinguió a mediados del siglo XX, a excepción de un núcleo relicto en Gales que, junto con otros reintroducidos en Inglaterra y Escocia en los últimos años, muestra claros signos de recuperación (3, 4). De todo ello se deduce el interés del seguimiento continuado a largo plazo de la rapaz, tanto en su condición de nidificante como en la de invernante.