Todo parece indicar que la cercanía de un núcleo reproductor tan potente hoy en día para el lince ibérico como son los Montes de Toledo hará posible que la especie se asiente en la Comunidad de Madrid, donde los avistamientos de estos animales colonizadores ya se están produciendo. Es el momento de preparar el terreno para acogerlos como es debido.
Por Alejandro Sánchez
El pasado 11 de junio, al caer la tarde, unos vecinos de Sevilla la Nueva, localidad del suroeste de la Comunidad de Madrid, pudieron observar a placer, fotografiar e incluso grabar con el móvil un lince ibérico (Lynx pardinus) cruzando una carretera. Mi sorpresa cuando me mandaron las fotos a la mañana siguiente no fue tanto que apareciera un lince en territorio madrileño, pues ya se habían producido otros avistamientos recientes, como la calidad de los documentos gráficos. Por fin teníamos la prueba irrefutable de la presencia del lince en Madrid.
Muchos lectores de Quercus recordarán cuando las cacas de lince encontradas en 2006 en la ZEPA “Encinares del río Alberche y río Cofio” se convirtieron en un asunto político de primer nivel en la Comunidad de Madrid. Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la región, movió cielo y tierra para negar la supuesta presencia del felino, puesto que esto podría interferir con sus planes de desdoblamiento de la llamada Carretera de los Pantanos, la M-501.
La construcción de la autovía más allá de Brunete había sido descartada en 1998 por su predecesor Alberto Ruiz Gallardón, a raíz de un informe del CSIC que advertía de los grandes valores ecológicos de esta zona y, especialmente, de la posibilidad de supervivencia de algún lince.
AUTOR:
Alejandro Sánchez es diputado de Más Madrid-Verdes Equo en la Asamblea de Madrid.