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Proyecto LIFE Cañadas (2019-2024)

El proyecto LIFE Cañadas ha realizado movimientos ganaderos y pastoreos con rebaños colaboradores –como el de la imagen, en la vereda del Camino de San Antón a su paso por Boadilla del Monte (Madrid)– para mejorar el estado de varios tramos de vías pecuarias madrileñas (foto: José A. González).
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El proyecto LIFE Cañadas ha realizado movimientos ganaderos y pastoreos con rebaños colaboradores –como el de la imagen, en la vereda del Camino de San Antón a su paso por Boadilla del Monte (Madrid)– para mejorar el estado de varios tramos de vías pecuarias madrileñas (foto: José A. González).

Una apuesta por unas vías pecuarias vivas y multifuncionales

viernes 31 de mayo de 2024, 18:45h
Durante cinco años, el proyecto LIFE Cañadas ha ensayado diversas fórmulas para recuperar las vías pecuarias, siempre con el objetivo de reactivar el amplio abanico de funciones que pueden aportar hoy en día estas antiguas rutas trashumantes. El proyecto se ha centrado en la Comunidad de Madrid y en la Cañada Real Conquense.

Por Equipo científico de LIFE Cañadas

Si fuera factible viajar en el tiempo y tuviéramos la oportunidad de transportarnos a algún otoño de la Baja Edad Media o de los comienzos de la Edad Moderna, sería posible contemplar el impresionante espectáculo de millones de cabezas de ganado trashumantes, desplazándose desde los pastos de verano de las montañas ibéricas hacia los refugios invernales en Extremadura, Andalucía o los valles de clima más benigno del interior.

La ganadería fue, durante varios siglos, uno de los pilares de la economía castellana, gozando de una fuerte protección por parte de la Corona y beneficiándose de una poderosa organización gremial, el Honrado Concejo de la Mesta, creado en 1273 por Alfonso X el Sabio. Todo ello permitía que los pastores dispusieran de privilegios y condiciones muy favorables para aprovechar el territorio y así producir la muy valorada lana de merino que demandaban los Países Bajos, Inglaterra y otros centros textiles europeos.

La ganadería trashumante no sólo condicionó la economía de los reinos ibéricos, sino que también modeló fuertemente su paisaje: casi medio millón de hectáreas –cerca del 1% del territorio español– fue reservado como corredores para el paso de ganados, dando origen a una extensa red de cañadas, cordeles, veredas, coladas y descansaderos, protegidos frente al arado y la propiedad privada. Los rebaños no sólo requerían vías de desplazamiento, sino también pastos para alimentarse, lo que llevó a que esos corredores fueran mucho más que meros carriles, adoptando la forma de amplios pasillos que, en el caso de las cañadas, alcanzaban las noventa varas de anchura (unos 75 metros).

AUTORES:
Francisco M. Azcárate, Violeta Hevia, José A. González, Paloma Alcorlo, Juan Castro, César A. López-Santiago, Juan E. Malo, Cristina Mata, Laura dos Santos-Pinto y Paula Solascasas son investigadores del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid y conforman el equipo científico del proyecto LIFE Cañadas.

Dirección de contacto:
coordinacion@lifecanadas.es

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