Singularidades botánicas de Vizcaya
Miércoles 22 de octubre de 2014
En el extremo occidental de la costa
vizcaína, entre la ría del Nervión y el
límite territorial con Cantabria, se
yergue el monte Serantes, una pequeña isla de biodiversidad donde la
vegetación atlántica se funde con la
mediterránea. La importancia del lugar se ve reforzada por un entorno
fuertemente alterado en el que
coinciden carreteras, instalaciones
portuarias, polígonos industriales y
concentraciones urbanas. Un refugio que conviene preservar
a cualquier precio.
El poeta alemán Christian Friedrich Hebbel (1813-1863) comentó que, a la típica frase de “no es oro todo lo que reluce”, convendría añadir que “tampoco reluce todo lo que es oro”. Esta última consideración viene muy a cuento para definir la situación de un pequeño enclave de la costa vizcaína, concretamente el área formada por los montes Serantes, Punta Lucero, Montaño y Pico Ramos, junto a los acantilados de Covarón y la desembocadura del río Barbadún. La razón es que conserva una flora muy singular en un entorno humanizado, de paisaje poco atrayente, en apariencia asolado y sin ningún interés natural. Sin embargo, aquí crecen plantas únicas para el ámbito vasco, una alta proporción de especies son de origen mediterráneo, hay endemismos de alta montaña (cuando la altitud máxima apenas supera los 400 metros), se han citado varias especies protegidas y algunas comunidades vegetales tienen un alto valor para la conservación.
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