Miércoles 22 de octubre de 2014
En el artículo del pasado mes de julio comentamos el caso de las cigarras periódicas, cuyo ciclo vital, de 13 y 17 años, es el más largo de cuantos se conocen entre los insectos. Es fácil constatar que se trata en ambos casos de números primos,
lo que nos llevaba a preguntarnos por la posible
ventaja adaptativa de esta circunstancia.
Martín F. Arévalo, en línea con anteriores opiniones, duda de que sea necesaria la presencia de algún hipotético parásito para explicar cualquier pauta numérica. Según su criterio, “un insecto que quiera defenderse de los parásitos tiene poco que hacer” y, en cualquier caso, su efecto suele ser menos determinante para la especie parasitada que el de otros factores como la presión de los depredadores o la disponibilidad de alimento. Al fin y al cabo “los parásitos son bastante específicos. Pueden llegar a ser fatales para algunos individuos, pero no para todos los ejemplares de las especies que parasitan, pues sería un suicidio.”
En su lugar, Martín propone un par de hipótesis alternativas. “Quizá, se pregunta, un desarrollo embrionario largo sea una forma de vivir mejor durante más tiempo. Seguridad y mayor crecimiento en la fase larvaria serían factores que, en una vez alcanzado el estado adulto, aumentarían el éxito reproductor. (...) ¿Será que en las zonas donde habitan las cigarras americanas no hay depredadores especializados en alimentarse de las vulnerables larvas?” Como segunda hipótesis plantea la posibilidad de que “si el medio natural donde habitan las cigarras estuviera sometido a una cierta y larga periodicidad de condiciones pésimas, las fases adultas podrían desaparecer por completo durante años consecutivos. La falta de descendencia de cada año nefasto podría recuperarse milagrosamente cuando las condiciones óptimas retornaran.”
Como conclusión final, este lector se hace la siguiente reflexión: “uno, dos y tres son números primos. Un desarrollo anual o bianual no despierta mucho el interés matemático. Entonces, ¿por qué 13 y 17? ¿Por qué buscar complejidad en las matemáticas?” Evidentemente, amigo Martín, si algún entusiasta de la teoría de números buscase ventajas adaptativas en los ciclos vitales de dos o tres años partiendo de la premisa de que se trata de números primos, lo único que recibiría por parte de sus colegas sería comentarios irónicos y algún que otro cachete. Pero el caso de las cigarras periódicas es completamente diferente, porque, como apuntaba al principio, estamos hablando de dos cantidades que por un lado son números primos y por otro corresponden a los dos ciclos vitales más largos de los insectos. Las hipótesis que apuntas son todas muy razonables, pero dejan una cuestión en el aire: ¿por qué esos ciclos de escasez que postulas han de producirse precisamente cada 13 o 17 años, y no cada 12, 14 o 16? ¿Una mera coincidencia? Particularmente, no lo creo.
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