El caso de la M-501, una carretera local madrileña
Miércoles 22 de octubre de 2014
La carretera M-501, más conocida como “carretera de los pantanos”, discurre por uno de los rincones mejor conservados de la Comunidad de Madrid y soporta un intenso tráfico durante los fines de
semana. Las autoridades regionales proyectan desde hace años desdoblar su calzada, lo
que tendría un fuerte impacto ambiental y afectaría en concreto a su valiosa avifauna,
ya que atraviesa la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) denominada
“Encinares de los ríos Alberche y Cofio”. Un estudio elaborado por los firmantes
de este artículo, cuyos resultados resumimos aquí, demuestra que el desdoblamiento
de la M-501 tendría un marcado efecto negativo sobre las aves.
Como las carreteras son un indicador del desarrollo económico, la Unión Europea ha destinado fuertes inversiones en los últimos años a equiparar y mejorar la red de transporte en los países miembros, por lo que los kilómetros de autopistas y autovías aumentaron un 25% entre 1990 y 1999. Uno de los países beneficiarios ha sido España, con 3.600 nuevos kilómetros, lo que sitúa a nuestra red de autopistas en el tercer puesto europeo, sólo por detrás de Alemania y Francia. Según datos del Ministerio de Fomento, los kilómetros de autopistas, autovías y carreteras de doble calzada se han multiplicado por cincuenta en los últimos treinta años y está previsto que sigan creciendo a buen ritmo hasta el año 2010. Estas carreteras, con un ancho de calzada considerable, permiten aumentar tanto la velocidad de los vehículos como el volumen de tráfico.
Pero las carreteras causan daños directos e indirectos al medio ambiente circundante, con el atropello de animales (1) y la pérdida directa de hábitat como efectos negativos más obvios. Otras consecuencias, más difíciles de estimar y demostrar, son su papel como barreras para el movimiento de las poblaciones animales (2) y las molestias derivadas del trasiego de coches y personas en sus inmediaciones (3), especialmente para especies que evitan la presencia humana, como el águila imperial (Aquila adalberti) y los buitres negro (Aegypius monachus) y leonado (Gyps fulvus) (4). Por lo tanto, conviene conocer la magnitud real de los efectos negativos de las carreteras y, sobre todo, de aquellos factores más sutiles que no se manifiestan a través de la muerte por atropello. Si además identificamos las variables que aumentan la probabilidad de dichos atropellos, podríamos obtener información de utilidad para reducir el efecto negativo de las carreteras sobre la avifauna (5, 6).
En este artículo abordamos el caso concreto de la carretera comarcal M-501, que discurre por el suroeste de la Comunidad de Madrid entre las poblaciones de Villaviciosa de Odón y San Martín de Valdeiglesias. Es una zona de esparcimiento para los habitantes de la gran ciudad y soporta, por lo tanto, un elevado volumen de tráfico: unos 550 coches por hora en los días laborables y el doble en los fines de semana. Los resultados obtenidos pueden ser relevantes para su conservación, sobre todo si consideramos que el tramo estudiado atraviesa una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) –Encinares de los ríos Alberche y Cofio (61.600 ha)– propuesta además como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) dentro de la Red Natura 2000. A pesar de estas circunstancias, hay un marcado interés por desdoblar la calzada de la M-501 a partir del cruce con Quijorna, hasta donde llega ahora la autovía, lo que podría incrementar sustancialmente sus actuales efectos adversos.
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