El andarríos chico, un limícola tan común como desconocido

Aunque sea relativamente abundante y fácil de identificar, el andarríos chico no es una especie bien estudiada por los ornitólogos. Más bien
al contrario. En este artículo, dos especialistas en limícolas resumen
los datos que han recopilado sobre la biología, las preferencias de
hábitat y el tipo de dieta del andarríos chico, al tiempo que
esbozan una primera lista de sus problemas de conservación.

Si hay algo que caracteriza a la mayoría de los limícolas es su carácter gregario, al menos fuera de la época de cría. De modo que lo más habitual cuando se observa a estas aves, ya sea en zonas intermareales, charcas o arrozales, es contemplar grupos bulliciosos de correlimos, archibebes, agujas y zarapitos, entre otras especies. En cambio, otros limícolas como chorlitos, chorlitejos y avefrías pueden formar bandos más o menos laxos donde el bullicio no parece tal y se diría que hay incluso un reparto intencionado del espacio disponible. Y es aquí donde entra en escena el andarríos chico (Actitis hypoleucos). Se trata de una especie que evita los espacios abiertos y prefiere frecuentar los contornos de sus zonas de alimentación (1). Además, aunque en ocasiones forma bandos más o menos numerosos, principalmente durante la migración, es un limícola que suele ir “por libre”. De hecho, este carácter solitario puede considerarse su rasgo más característico. Pero antes de continuar, veamos con mayor detalle quién es nuestro protagonista.

El andarríos chico pertenece a la subfamilia Tringinae, que engloba a los archibebes y a otros andarríos. A su vez, esta subfamilia está incluida en la familia Scolopacidae, que abarca a especies con diferentes características morfológicas pero que, a grandes rasgos, comparten picos largos y ojos pequeños en relación al tamaño de su cuerpo. Esto las diferencia de otros grupos de limícolas como, por ejemplo, los de la familia Charadriidae (chorlitos, chorlitejos, avefrías), de ojos grandes y pico mucho más corto.