Indicadores fieles de la calidad fluvial
Miércoles 22 de octubre de 2014
Los invertebrados acuáticos forman una
comunidad numerosa y heterogénea, muy sensible a los cambios que se producen en las condiciones ambientales. Así pues,
reflejan fielmente los avatares de un río, desde su nacimiento hasta la
desembocadura, y también los impactos causados por las actividades humanas.
Un estudio basado en estos invertebrados acuáticos describe con fidelidad el estado de conservación de los distintos tramos del río Henares a su paso por las provincias de Guadalajara y Madrid.
La alteración de los ríos por actividades humanas es un proceso histórico que se ha generalizado en todo el mundo. La pérdida de calidad ecológica debe achacarse principalmente a vertidos de aguas residuales, extracción y regulación de caudales, rectificación y canalización de cauces, cultivo y deforestación de las cuencas e introducción de especies exóticas. Aunque en los últimos años se ha mejorado el tratamiento de las aguas residuales en España (1) y se han restaurado algunos tramos fluviales (2), la degradación de nuestros ríos sigue siendo notable. Un buen ejemplo de este proceso es el río Henares, que discurre por las provincias de Guadalajara y Madrid. Su cuenca abarca unos 4.100 kilómetros cuadrados y es el principal afluente del Jarama por su margen izquierda.
El Henares nace a unos 1.100 metros de altitud en la sierra Ministra, cerca de la localidad de Horna (Guadalajara), y tras recorrer unos 170 kilómetros desemboca en el Jarama dentro del término municipal de Mejorada del Campo (Madrid). Sus afluentes más importante por la margen derecha son los ríos Salado, Cañamares, Bornova y Sorbe, mientras que por la izquierda recibe a los ríos Dulce y Badiel.
Las alteraciones que han producido y siguen produciendo las actividades humanas a lo largo del curso del Henares son de diversa índole. Por un lado, se han modificado las oscilaciones naturales de caudal mediante la construcción de embalses que regulan el aporte de sus principales afluentes. Así, los embalses del Pozo de los Ramos y Beleña regulan el caudal del Sorbe y los de El Atance, Pálmaces y Alcorlo hacen lo propio con los ríos Salado, Cañamares y Bornova. A esto hay que añadir las extracciones de agua que tienen su principal punto de detracción en el Canal del Henares, cuya toma se encuentra en el tramo medio del río, y que sirven para irrigar considerables extensiones de cultivos. Además hay que sumar la actividad de alguna pequeña minicentral hidroeléctrica, que desvía parte del caudal para producir energía en el tramo alto del río.
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