Un habitante de las masas de agua dulce
Miércoles 22 de octubre de 2014
Una medusa de agua dulce procedente de China fue descubierta en el embalse extremeño de Proserpina, situado a unos cinco kilómetros de la ciudad de Mérida, hace ahora justamente un año. No
sabemos de qué medio se sirvió
para llegar hasta aquí, pero es un activo depredador del zooplancton que puede alterar las comunidades animales de las masas de agua que coloniza.
La mayor parte de los cnidarios son especies marinas que viven como organismos individuales o formando colonias, caso de los arrecifes de coral. Por lo tanto, están muy poco representados en las aguas continentales y quizá su ejemplo más conocido sea el de la hidra de agua dulce (Hydra viridis), a pesar de que se trata de un organismo que pasa prácticamente desapercibido debido a su pequeño tamaño y al hecho de que puede confundirse fácilmente con los restos vegetales. Pero, además de la hidra, en la península Ibérica vive otro cnidario que también pasa totalmente desapercibido, salvo cuando se producen enormes acumulaciones de individuos, cuyo motivo aún no se conoce bien: se trata de la medusa de agua dulce Craspedacusta sowerbyi (Cuadro 1).
Esta pequeña medusa tiene forma de campana, cuenta con entre 50 y 500 tentáculos y no suele sobrepasar los 25 milímetros de longitud. Algunos de sus tentáculos son largos y le permiten mantener la posición en el agua, a la vez que favorecen el movimiento, mientras que los demás son cortos y tienen una función alimenticia. Es en estos últimos donde se alojan los nematocistos, que incluyen unas pequeñas células en forma de arpón (cnidocitos) que se disparan al entrar en contacto con alguna presa. En cuanto a la coloración, la medusa –o, para ser más exactos, la hidromedusa– es translucida, aunque con ciertas tonalidades blanquecinas o verdosas.