Opinión

Un año crucial para el lince ibérico

Miércoles 22 de octubre de 2014
2006 ha sido un año crucial para el lince ibérico. Creció el número de cachorros y hembras reproductoras, sobre todo en Sierra Morena, y hubo cuatro nuevos nacimientos dentro del plan de cría en cautividad. Mientras tanto, la especie ha obtenido la mayor partida de fondos Life concedida nunca
a un proyecto de conservación, de más de veinticinco millones de euros.

Texto: Miguel Ángel Simón y Rafael Cadenas


Aunque el lince ibérico (Lynx pardinus) sigue en una situación crítica, los datos de reproducción en libertad denotan un lento pero progresivo aumento. El número de cachorros ha pasado de 36 en 2002 a 73 en 2006 (Figura 1). Este incremento es muy significativo en Cardeña-Andújar (Sierra Morena), donde hemos pasado de 24 cachorros en 2002 a 58 en 2006 (Figura 2).

La población actual de linces de Cardeña-Andújar se compone de 30 hembras territoriales, de las que en 2006 se han reproducido 24. Está dividida en dos subpoblaciones de 22 y 8 hembras territoriales, correspondientes a los núcleos de los valles del Jándula y del Yeguas, respectivamente.

La tendencia de esta población entre 1990 y 1999 fue notablemente regresiva, con una reducción de la mitad de la superficie ocupada por la especie, relacionada con la disminución del conejo (Oryctolagus cuniculus) tras la llegada de la enfermedad hemorrágico vírica. La tendencia entre 2001 y 2006 ha sido en cambio positiva, con un mínimo de doce territorios recuperados, fruto de una ligera recuperación natural del conejo y, probablemente, de las actuaciones emprendidas a favor del lince ibérico.

La población de Doñana no ha crecido en cuanto al número de hembras reproductoras, algo correlacionado con el descenso generalizado del conejo en la comarca, aunque la estima poblacional y el número medio de cachorros por año (quince en 2006) se mantiene estable. La distribución detectada el año pasado de esta población demuestra que en los últimos años se ha producido un descenso en el número de territorios en el interior del Parque Nacional y un aumento en su entorno (Parque Natural de Doñana y LIC adyacentes).

En cuanto a las muertes no naturales acaecidas a lo largo de 2006, se han localizado los cadáveres de seis ejemplares, todos ellos en Doñana. Cinco murieron como consecuencia de atropellos y uno de las lesiones producidas por un cepo. El alto número de animales atropellados en Doñana se explica por la situación de la población. De su estructura inicial de territorios fuente, con alta tasa de reproducción y baja mortalidad, en el interior del Parque Nacional, se ha pasado a un mayor número de territorios periféricos, más proclives a la mortalidad por atropello.

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