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Una planta panacea desde la más remota antigüedad Etnobotánica e historia natural del loto sagrado

Detalle de una flor de loto sagrado. Entre sus grandes pétalos blancos destaca el receptáculo o carpóforo de color amarillo, rodeado de estambres (foto: José Antonio López Sáez).

Loto Sagrado / Etnobotánica e historia natural

Por José Antonio López-Sáez y Lourdes López-Merino

Miércoles 22 de octubre de 2014
La flor del loto sagrado no sólo es el símbolo nacional de la India, sino que ocupa una posición prominente en el arte y la mitología hindú. Trae buena suerte y representa altos valores, como la belleza y la fertilidad, la pureza y la riqueza, la sabiduría y la serenidad. De hecho, suele asociarse a Maha Lakshmi, la diosa de la abundancia.

El loto (Nelumbo nucifera) tiene carácter sagrado en numerosas religiones, no sólo en la hindú, y su flor suele servir de ofrenda. Para el hinduismo, es la cuna del universo, la madre de todas las creaciones. Su tallo es el eje del mundo y sobre él reposa la Tierra. Brahma, el principal dios del panteón hindú, nació del corazón de un loto. Otras dos deidades hindúes, Vishnu y Shiva, forman con el anterior la tríada de dioses asociados al loto. Ra, el dios del Sol para los egipcios, también emergió de esta flor, ligada al amanecer y al ocaso, ya que solamente está abierta durante el día. Según refiere la tradición, Buda apareció flotando sobre una enorme hoja de loto y, en general, siempre se le representa asentado sobre un pedestal de esta planta. Además, su flor es símbolo de pureza y perfección.

También era la flor del triunfo para los griegos, pues una hermosa diosa huyó asustada por el bosque hasta un lugar llamado Loto, destinado a los fracasados. Allí se hundió para surgir siglos más tarde convertida en una flor de bellos y grandes pétalos, una alusión al triunfo del renacer. La especie fue incluso inmortalizada por Homero en La Odisea, cuando Ulises y su tripulación desembarcan en la isla de los comedores de loto. Persas y asirios también se vieron seducidos por esta planta acuática y fue adoptada como símbolo cristiano por las iglesias griega y latina. En la península Ibérica han aparecido algunos restos arqueológicos inspirados en el loto, de gran carácter simbólico, en yacimientos sevillanos correspondientes al periodo orientalizante de Tartessos (750-550 a.C.).

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