RETOS ECO-LÓGICOS
Por José Gabriel Segarra
Miércoles 22 de octubre de 2014
¿Hay vida en Marte? En el verano de 1976 las dos sondas Viking llegaron a suelo marciano para responder a esta pregunta. Aunque inicialmente se consideró que el resultado de sus análisis había sido negativo, cada vez han ido surgiendo más voces discrepantes.
El 20 de agosto de 1975 la sonda espacial Viking 1 salía de la Tierra con destino a Marte. Veinte días después partía su gemela, la Viking 2. La misión de ambas sondas era posarse sobre el suelo marciano para detectar la posible presencia de vida en nuestro planeta vecino, sin duda el más firme candidato de todo el Sistema Solar después del nuestro. Por una parte, Mercurio y Venus son demasiado calientes, mientras que los planetas gigantes son gaseosos. Por otra parte, Marte es el planeta más cercano a la Tierra, pues se sitúa a menos de cien millones de kilómetros de distancia, y también el más similar en cuanto a sus características. La gravedad allí es la mitad de la terrestre, lo que le permite mantener una atmósfera muy tenue, su movimiento de rotación es de poco más de un día y el de traslación menos del doble que el de la Tierra.
Para cumplir con su cometido, ambas sondas constaban de dos componentes: el Orbiter, un módulo que, como su nombre indica, tenía que orbitar en torno a Marte para cartografiar su superficie, y el Lander, un segundo módulo que debía posarse sobre suelo marciano y realizar las mediciones necesarias para detectar vida.
La Viking 1 entraba en órbita marciana el 19 de junio de 1976, para terminar amartizando en la región de Chryse Planitia, de terreno suave. Por su parte, la sonda Viking 2 entró en órbita el 7 de agosto y amartizó en una zona de la planicie Utopía. El terreno que ambas sondas encontraron era muy similar a un desierto rocoso, lo que le hizo comentar a Carl Sagan que le “hubiera sorprendido ver a un explorador canoso surgir de detrás de una duna, conduciendo su mula, pero al mismo tiempo la idea no parecía descabellada.”
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