Margaritifera auricularia, un difícil reto de conservación

Salvar a Margaritifera auricularia es uno de los retos más difíciles en el ámbito de la conservación de la fauna ibérica amenazada. La escasa población actual de esta almeja de agua dulce está muy envejecida, pero tampoco se ha logrado aún mantener con vida el tiempo suficiente a los juveniles criados en cautividad. Además, sus hábitats naturales, ya de por sí deteriorados, han sido invadidos por el mejillón cebra, que puede acelerar la extinción. En Aragón se corre contra el tiempo para impedirla.

por Keiko Nakamura y Joaquín Guerrero

Hoy por hoy, Margaritifera auricularia es conocida sobre todo por ser uno de los moluscos más amenazados de Europa. Aunque siglos atrás poblaba buena parte de los ríos de Europa occidental, actualmente sobrevive sólo en la cuenca del Ebro y algunos ríos franceses como el Loira, donde sólo queda un centenar de ejemplares. Con respecto al río Ebro, se conocen unos doscientos en el tramo catalán y cuarenta en el aragonés. A ello se suman las poblaciones existentes en dos canales de riego históricos asociados al Ebro, el Canal Imperial de Aragón, con 3.500 ejemplares conocidos, y el Canal de Tauste, con 175.

Se trata de una almeja de agua dulce de color negro o pardo muy oscuro, de gran tamaño (más de 17 centímetros de longitud), con valvas gruesas por el nácar. Eran tan abundantes en el pasado que su nácar se usaba para decorar los cuchillos de Sástago (Zaragoza).

En septiembre de 2005 se aprobó en Aragón el Plan de Recuperación de Margaritifera auricularia. Esta norma planifica los trabajos destinados a conservar la especie y sus hábitats, a la vez que vincula jurídicamente tanto a los particulares como a las administraciones. Recientemente, a iniciativa de las comunidades autónomas de la cuenca del Ebro, se ha redactado una estrategia nacional para ese bivalvo amenazado, que está pendiente de ser aprobada por el Ministerio de Medio Ambiente.