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Estrategias del colibrí austral en la búsqueda de néctar

COMPORTAMIENTO ANIMAL La calculada relación entre esfuerzo y recompensa

Por Francisco Bozinovic y Paulina González

Miércoles 22 de octubre de 2014
Todas las especies animales están sometidas a un compromiso entre el tiempo y el esfuerzo que dedican a obtener alimento y la energía que pueda reportarles aquello que finalmente encuentren. Es una suerte de juego entre conducta y fisiología, algo que los especialistas prefieren llamar ecología de la alimentación.


Algunos fenómenos etológicos y fisiológicos relacionados con la ecología, como la selección del hábitat y las presas, la evasión ante los depredadores o el mantenimiento del calor corporal, hace que los animales deban ajustar tanto el tiempo como la energía destinada a una actividad en particular y responder así a distintas situaciones de su entorno. Un caso particular es la conducta vinculada a la alimentación y, en efecto, un individuo enfrentado a un ambiente donde los recursos se distribuyen de forma desigual debería concentrar sus esfuerzos en explotar los lugares de mayor calidad y durante más tiempo, para obtener así la mayor cantidad de energía posible. En este contexto, la selección natural favorecería las conductas que tienden a maximizar la energía neta obtenida, ya sea para cubrir las necesidades presentes o para acumular reservas necesarias para una reproducción futura. En palabras más técnicas, aumentar la adecuación biológica o darwiniana del individuo (1).



En este trabajo intentaremos dar una visión integrada de la ecología de la alimentación (o del “forrajeo”) y del papel que juegan los atributos funcionales y cognitivos de los consumidores, los mismos que suelen analizarse de forma independiente. Por poner ejemplos concretos, recurriremos a diferentes trabajos en los que nos hemos servido de las aves, especialmente los colibríes, como sujetos de estudio.