Miércoles 22 de octubre de 2014
La Marina de Estados Unidos podrá realizar maniobras con sónar anti-submarino sin necesidad de aplicar restricciones destinadas a proteger los cetáceos. El Tribunal Supremo de este país así lo decidió el pasado 12 de noviembre, argumentando motivos de interés público para la seguridad nacional, con el fin de autorizar ese tipo de ejercicios militares pese a su impacto sobre la fauna marina.
Esta decisión judicial deja sin efecto un recurso de varios grupos ecologistas presentado en marzo de 2007 y ha sido considerada como una de las grandes derrotas conservacionistas en Estados Unidos en los últimos tiempos. Su primera consecuencia es que se da carta legal a una serie de catorce maniobras realizadas frente a las costas de California durante 2008.
Para Chris Parsons, de la Universidad George Mason (condado de Fairfax, Virginia) y uno de los principales expertos norteamericanos en ballenas, “la Marina debería reconsiderar el uso combinado de diversos tipos de sonar en determinadas circunstancias, ya que sin limitaciones pueden venirse abajo poblaciones enteras de cetáceos”.
Recientemente, un informe de IFAW sobre el impacto en mamíferos marinos de la contaminación acústica, Ocean noise: turn it down, indicaba que los sonares activos usados para detectar submarinos alcanzan grandes distancias, usan frecuencias que pueden interaccionar con los sonidos que emiten los cetáceos e incluso les pueden producir graves daños (ver Quercus 273, págs. 56 y 57).
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