Ventajas e inconvenientes de una práctica poco estudiada
Miércoles 22 de octubre de 2014
Por Jorge Castro, Rafael Navarro, José Ramón Guzmán, Regino Zamora y Susana Bautista
Tras un incendio forestal, lo habitual en España es extraer la madera quemada, eliminando las ramas y otros restos vegetales. Esto supone un profundo cambio en la estructura de la zona afectada por el fuego. Diversas razones justifican dicha práctica forestal, pero la saca de madera también puede tener efectos negativos sobre el ecosistema que se pretende restaurar. Desde hace una década se viene afianzando una corriente de opinión que propone un debate más profundo sobre la conveniencia de retirar o no la madera quemada y la necesidad de analizar cada caso por separado.
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Cada año arden en España miles de hectáreas, muchas de ellas arboladas, lo que origina un paisaje en el que predominan los árboles calcinados, aún en pie y punto de partida para comenzar los trabajos de restauración. Una práctica forestal muy extendida tras los incendios consiste en cortar y extraer los árboles quemados. Que es, de hecho, lo habitual en España, aunque también es frecuente en Norteamérica, Australia, las regiones tropicales o el conjunto de la cuenca mediterránea (1, 2, 3). Las razones para acometer tal actuación son múltiples y dependen de las particularidades locales, pero suelen tener un importante componente económico. Muchas masas arboladas –sean naturales, seminaturales o repobladas– están sujetas a explotación forestal y constituyen un sector clave para la economía de numerosos países. En tales circunstancias, la corta urgente de la madera quemada supone recuperar una parte del capital del bosque y de la inversión realizada (1, 4).
Sin embargo, un creciente número de estudios muestra que esta práctica forestal puede tener un importante impacto en los ecosistemas, sobre todo si se hace a gran escala y de forma intensiva (1, 4, 5, 6). A pesar de la relevancia del tema para la gestión de los bosques y del conocimiento empírico acumulado por los técnicos, no ha sido hasta fechas recientes cuando se han iniciado investigaciones experimentales para analizar el impacto de la extracción de madera. Desde una perspectiva ecológica, los árboles quemados juegan un papel fundamental en muchos procesos naturales y pueden ser necesarios para una adecuada restauración de la estructura y la función del ecosistema (3, 4, 5). Revisaremos aquí la idoneidad de los argumentos a favor y en contra de la saca de madera, bajo la perspectiva de la situación actual de los montes en España, con el propósito de favorecer un debate que permita definir las prácticas selvícolas más idóneas para promover la regeneración de los bosques tras el fuego.
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