Opinión

Descastes de cormorán grande: historia de un despropósito

Opinión por David Álvarez

Miércoles 22 de octubre de 2014
Matar cormoranes para salvar al salmón. Es la receta del Principado de Asturias para contentar a los pescadores deportivos soliviantados por el descenso de capturas. Pero los descastes del ave no son la solución para el verdadero problema: la degradación del hábitat y la presión pesquera excesiva.

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Hace algo más de un año escribí un artículo en esta misma revista (ver Quercus 267, págs. 14 a 20) sobre la proliferación de los descastes de cormoranes grandes en España. Esta especie es para los pescadores deportivos la principal responsable del descenso de sus capturas, sobre todo de truchas y salmones.
El Principado de Asturias, presionado por este colectivo, anunció en 2005 el inicio de una campaña de descaste con el fin de reducir la población regional del ave. Animados por el ejemplo asturiano, los pescadores de País Vasco, Castilla y León y otras comunidades autónomas consiguieron que sus respectivas administraciones hicieran lo mismo. Comenzó una persecución sin tregua, camuflada bajo el eufemismo de control poblacional, en la mayoría de los casos sin ningún estudio previo que la justificase.
Numerosos trabajos realizados en toda Europa desaconsejan esta medida, en primer lugar por su ineficacia y en segundo lugar porque no se ha demostrado que la depredación de los cormoranes grandes haya producido un impacto significativo en ninguna población salvaje de peces dulceacuícolas, con excepción de alguna relicta de tímalos en el centro de Europa. A pesar de todas estas evidencias, se aprobaron cupos de captura que desde 2005 sólo en Asturias han superado los cuatrocientos cormoranes. En toda España han sido varios miles los abatidos.
Algunas asociaciones conservacionistas asturianas y varios investigadores respondimos enviando cartas a la prensa regional y a la Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias, junto con informes y artículos que contradecían a los pescadores sobre el impacto de los cormoranes en los salmónidos. Asimismo, hicimos referencia a los estudios encargados y pagados por la propia Administración asturiana entre 2005 y 2007, en los que se confirmaba que la presencia de salmones en la dieta de estas aves oscilaba entre el 4% y el 7% de las presas consumidas.
Además de esta documentación, la Coordinadora Ornitolóxica d’Asturies envió más de 1.500 firmas pidiendo al Principado de Asturias el cese de las matanzas de cormoranes grandes.