Una decidida apuesta por el matorral noble
Por Jacinto Román
Miércoles 22 de octubre de 2014
La gestión de los recursos naturales pasa por la conservación –y en su caso restauración– de los ecosistemas. De hecho, si de algo presume Doñana es de ser una gran reserva natural. La imagen que transmite ha sido reconocida internacionalmente y debe ser ejemplo para la gestión y conservación en otras zonas. Pero ¿es Doñana un buen ejemplo?
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Como refleja el artículo editorial del número 275 Quercus (enero de 2009), el problema de los eucaliptos ha vuelto a resurgir en Doñana y no es de extrañar que gestores, científicos y ecologistas hayan puesto el grito en el cielo. De todas formas, la lucha contra el eucalipto ha sido allí ejemplar, como queda de manifiesto en el arranque de miles de hectáreas de dichos cultivos forestales durante las últimas décadas. Ahora bien, la práctica totalidad de la superficie antes ocupada por el eucalipto se plantó (monoespecíficamente) de pinos, todos bien alineados y con un mantenimiento “ejemplar” a lo largo de los años mediante podas, arados y otras labores. Este trabajo se reconoce incluso en el Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana (POTAD), donde se comenta que “el impulso repoblador realizado en el pasado con especies alóctonas para su aprovechamiento básicamente maderero, que ha creado verdaderos desiertos biológicos, está siendo sustituido en la actualidad por repoblaciones de pinos, que han sido desde antaño una de las fuentes económicas de los habitantes de la zona.” Tanto es así que las medidas dirigidas al sector forestal se incluyen ya en el primer objetivo general del POTAD e integran la primera de las 17 líneas de actuaciones. No obstante, y esto es lo que más me preocupa, parece asumirse (dado que no se cuestiona lo contrario) que la actual situación forestal es la más adecuada y, de hecho, no se plantea ningún cambio.
Breve resumen de la historia forestal de Doñana
Los eucaliptos fueron plantados entre 1946 y 1951 por el Patrimonio Forestal del Estado, mayoritariamente en el sector occidental del Parque Natural (El Abalario) y en la cuenca de La Rocina (norte de Rivetehilos). En total, se llegaron a plantar más de 20.000 hectáreas (1). En el Parque Nacional, los eucaliptos se plantan en los años cincuenta, sobre todo en la zona norte de las fincas Los Sotos, Casa de los Guardas y El Lobo, unas 1.800 hectáreas de superficie.
Ahora bien, ¿qué vegetación deberíamos esperar en esas zonas? Para responder a esta pregunta…
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