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Sierra de Guara: quebrantahuesos con sello humano

Quebrantahuesos en la sierra de Guara La ganadería extensiva es clave para esta población al sur de Pirineos

Miércoles 22 de octubre de 2014
La influencia ancestral entre hombres y buitres es evidente en la población de quebrantahuesos de la sierra de Guara, al sur del Pirineo aragonés. Siendo la más densa documentada hasta el momento, depende mucho de los restos ganaderos, incluidos los depositados en comederos. Otra peculiaridad es la fuerte competencia con el buitre leonado, que puede estar afectando a su productividad.

por Luis Lorente
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La presencia del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) en la sierra de Guara (Huesca), al sur de la cordillera pirenaica (Cuadro 1), parece que ha sido permanente incluso durante el declive que sufrió la especie en el conjunto de la península Ibérica a mediados del siglo XX. Al parecer, la estricnina y los huevos envenenados no fueron autorizados por el Icona en la provincia de Huesca, y tampoco la caza sistemática de rapaces, lo que permitió que las poblaciones de aves necrófagas se mantuviesen (1).

Existe una cita de un quebrantahuesos adulto abatido por disparo en la comarca del Somontano en 1932. En 1961 fue observado un ejemplar adulto en las cercanías de Nueno por Adolfo Aragües. Según este ornitólogo aragonés, durante los años sesenta se conocían en la sierra de Guara y su entorno las parejas de quebrantahuesos de Nueno y del embalse de Vadiello. Pero la más famosa, sobre todo entre los extranjeros que venían a visitarla, se situaba en los Mallos de Riglos.

A mediados de los ochenta ya se conocían en el conjunto de las Sierras Exteriores Pirenaicas ocho territorios ocupados. Cinco de ellos se encontraban en Guara, entre los ríos Isuela y Vero, repartidos por los escarpes de los cauces fluviales y los desfiladeros más destacados de la sierra. Desde 1986, el número de unidades reproductoras (parejas y tríos) permaneció sin variaciones hasta principios de los noventa, cuando se estableció una nueva en el entorno del río Formiga, favorecida por uno de los primeros comederos que se pusieron en funcionamiento en los Pirineos.

Uno de los promotores de este comedero fue el naturalista David Gómez Samitier, que desde los años ochenta contribuyó a que se localizasen nuevas parejas en la sierra y participó en la filmación de “La montaña del quebrantahuesos”, de Richard y Julia Kemp. En este documental aparecen muchas escenas de la especie filmadas en Guara. Destacan las de un nido en el barranco de Balcés y otras espectaculares en las que se documenta la rotura de huesos en rompederos.

En 1995 se incorporó otra unidad reproductora, esta vez en la vertiente norte de la sierra. Desde entonces, las nuevas parejas se fueron instalando cerca de otros territorios existentes –Vadiello, Formiga y Balcés– hasta 2006, año en el que se registró el último asentamiento, formado por un trío que todavía no se ha reproducido.

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