Un patrimonio natural único en el ámbito europeo
Por José L. Rueda, Javier Urra, Pablo Marina, Ángel Mateo y José A. Reina-Hervás
Miércoles 22 de octubre de 2014
Dado que la zona del estrecho de Gibraltar es bastante permeable al intercambio de plantas y animales, durante las últimas décadas se ha registrado en las costas andaluzas la presencia de especies propias del norte de África, tanto terrestres como, sobre todo, marinas. Un fenómeno que en algunos casos estaría ligado al cambio climático y, en otros, a un mejor conocimiento de las comunidades costeras.
Las costas de la península Ibérica ocupan una localización privilegiada entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, por un lado, y entre Europa y África, por otro. Lo cual promueve una gran biodiversidad para el ámbito europeo, con un alto porcentaje de endemismos y componentes faunísticos y florísticos de diferente procedencia geográfica, en particular de África. Algunas de estas especies africanas tienen sus únicas poblaciones europeas en zonas puntuales del sur peninsular, como las costas de Andalucía. Además, muchas no fueron introducidas por el hombre, sino que pertenecen a poblaciones que se dispersaron naturalmente hace miles de años y ahora se mantienen en forma de relictos. Así pues, son componentes en toda regla de los hábitats costeros de Andalucía, donde enriquecen las comunidades que los acogen y promueven diferencias frente a otros hábitats similares del sur de Europa.
Debido a su singularidad, tanto en el ámbito peninsular como en el europeo, dichas especies han empezado a encuadrarse en diferentes categorías de conservación. Por otra parte, la información existente sobre ellas es bastante escasa y dispersa, por lo que hemos pretendido agruparlas y darlas a conocer, con la esperanza de que los hábitats costeros del sur peninsular se gestionen de una forma más adecuada.
Diversidad y singularidad de las costas andaluzas
Según Ekman (1), tres son las regiones biogeográficas que se funden en la costa andaluza: la Lusitánica (que abarca desde el canal de La Mancha hasta el estrecho de Gibraltar), de carácter templado-frío; la Mediterránea y la Mauritánica (que va desde Cabo Blanco hasta el Estrecho), de carácter algo más cálido. Por lo tanto, puede decirse que las costas andaluzas representan una zona de confluencia de regiones tan alejadas y diferentes como el norte de Europa y la costa tropical africana, además de ser paso obligado para la migración, no sólo de aves (Europa-África), sino también de mamíferos y reptiles marinos (Mediterráneo-Atlántico).
Las costas ibéricas meridionales son tan diversas y espectaculares como las del noroeste de África. En la franja mediterránea y en el Estrecho son bastante abundantes las calas, los promontorios rocosos y los fondos formados por diferentes tipos de sedimentos. Sobre fondos rocosos puntuales del infralitoral y el circalitoral es posible encontrar algunos hábitats de alto valor ecológico como las praderas de fanerógamas marinas (Posidonia oceanica, Cymodocea nodosa), las formaciones de coralígeno (géneros Eunicella y Dendrophyllia) y los bosques de algas laminariales (Laminaria ochroleuca, Saccorhiza polyschides y algunas especies del género Phyllariopsis). En la franja atlántica, la morfología costera es algo más suave y allí abundan las formaciones dunares, las marismas y los fondos arenosos someros, con una plataforma continental más extensa que en la franja mediterránea. En el Atlántico, cuyas mareas son mucho más pronunciadas que en el Mediterráneo, también están presentes las praderas de fanerógamas (Zostera noltii, Cymodocea nodosa), pero en zonas someras y generalmente protegidas, mientras que los fondos de coralígeno y de laminariales suelen ser menos abundantes debido a la menor presencia de afloramientos rocosos.
En las costas de África noroccidental, desde Marruecos hasta Senegal, también es posible encontrar una diversidad costera similar a la andaluza, con extensas formaciones dunares y fondos blandos someros (Agadir), acantilados (Sidi Ifni), plataformas rocosas intermareales (Essaouira) y marismas (Banc d’Arguin).
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