Tribuna por Rubén Portas
Miércoles 22 de octubre de 2014
La mala imagen del lobo en la sociedad sigue siendo alimentada por las noticias sensacionalistas difundidas por algunos medios de comunicación, sobre todo a nivel local. Esta presión mediática suele derivar en batidas y controles de lobos que no son sino drásticos parches temporales a conflictos ancestrales.
Son muchas las asociaciones conservacionistas que organizan actividades diversas, como jornadas abiertas al público, charlas con escolares, talleres y exposiciones, a lo largo del área de distribución de los grandes depredadores, para educar a los ciudadanos y divulgar la importancia ecológica de esta fauna en nuestros ecosistemas. Pero una mala percepción sigue anclada en ciertos sectores de la sociedad acerca de algunas de estas especies cuya coexistencia con el hombre es conflictiva, como es el caso del lobo ibérico.
Los mitos que enmascaran la realidad ecológica y biológica de este animal siguen alimentándose de noticias alarmistas, que aparecen sobre todo en la prensa local, lo que dificulta la coexistencia pacífica entre el hombre y el lobo. En esas informaciones es habitual el posicionamiento unilateral, con el único testimonio de los afectados, siempre con un alto grado de subjetividad. Además, son comunes el uso de palabras despectivas como “alimaña” y las referencias a una amenaza infundada para las personas por la presencia de lobos en zonas humanizadas.