Editorial

Recorte del 32% en Medio Ambiente

Miércoles 22 de octubre de 2014
En los años de crisis económica es cuando mejor se mide la importancia que el Gobierno de la nación concede al medio ambiente En tales circunstancias, es lógico que los Presupuestos Generales del Estado sean restrictivos, pero cabría esperar un reparto más equitativo de los recortes. Así, mientras el techo presupuestario general se reduce un 7’7%, las partidas medioambientales pierden nada menos que un 32%. El problema se agudiza al constatar que no es un hecho coyuntural, sino que la mengua presupuestaria viene goteando desde el año 2008.

En las cuentas previstas para el próximo ejercicio, los gastos destinados a prevención de la contaminación y del cambio climático, que ya suponían menos del 1% del presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), sufren un recorte del 16’2%, el programa para la mejora de la calidad del agua un 37’3%, las actuaciones en la costa un 48’9% y la conservación de la biodiversidad un 47’8%. Las cinco principales organizaciones ecologistas –Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF España– han coincidido en valorar los recortes como un claro reflejo del creciente desinterés del Ejecutivo por los problemas ambientales. Incluso han llegado a insinuar una clara tendencia al desmantelamiento de esta parcela política.

Por ejemplo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó la lucha contra el cambio climático como una de las tres prioridades de su Gobierno para esta legislatura. Pero la realidad es que solamente dedicó un 0’94% del presupuesto del MARM a ese objetivo y que ahora lo recorta un 16’2% más. Una pobre tarjeta de presentación ante la próxima cumbre de Cancún (México). Según las cuentas de las ONG, para mantener la inversión bastaría con aplazar alguna de las costosísimas infraestructuras previstas para 2011.

Peor parada sale aún, como era de esperar, la conservación de la biodiversidad. En este capítulo apenas se invertirán 23 millones de euros, lo que supone un recorte de casi el 48% respecto al presupuesto de 2010 y del 60% con arreglo a las cuentas de 2008. Como ejemplo más flagrante de por dónde van las preocupaciones administrativas, la partida dedicada a conservar las especies amenazadas ha sido directamente eliminada.

También es muy preocupante reducir a casi la mitad las actuaciones en la costa para mejorar nuestro litoral. Sobre todo, como puntualiza Greenpeace, cuando el 50% del magro dinero destinado a la protección del mar se destina en realidad a financiar obras de ingeniería en las playas, con vistas al turismo masivo.

Estas medidas de austeridad se refuerzan con el duro paquete sancionador que ha propuesto la Comisión Europea para los estados que no se atengan a la ortodoxia neoliberal plasmada en el llamado Pacto de estabilidad y crecimiento, un eje vertebrador de la política económica europea que deja fuera cualquier criterio social o ambiental. Para remate, el pasado 8 de octubre la Comisión Europea hizo público un informe en el que reconoce que la UE no ha cumplido su objetivo de detener la pérdida de biodiversidad en el año 2010, consagrado internacionalmente a este propósito, “pero ha adquirido una valiosa experiencia”. Vaya, pues tras este balance tan alentador nos quedamos mucho más tranquilos.




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