Tribuna por Manuel Sánchez Patón
Miércoles 22 de octubre de 2014
Mientras Le Monde tacha de escándalo internacional el caso del aeropuerto de Ciudad Real por la red especulativa sobre la que se construyó, se siguen incumplen los condicionantes al visto bueno ambiental otorgado a esta infraestructura, construida junto a una zona ZEPA.
El prestigioso rotativo francés Le Monde recogía en su edición del pasado 27 de junio un extenso reportaje sobre el caso del aeropuerto de Ciudad Real. Titulares elocuentes del tipo “Aeropuerto fantasma” o “Una triste desviación de las finanzas públicas” describen el farragoso y presuntamente ilegal proceso de recalificación urbanística de los terrenos, su adjudicación y explotación, los retrasos burocráticos y las trampas políticas o el incumplimiento de la legislación ambiental. Exactamente lo mismo que llevamos denunciando tantos años.
Por mucho que la Junta de Castilla-La Mancha y los promotores del aeropuerto persistan en normalizar el estrepitoso fracaso de un negocio ruinoso, el escándalo ha traspasado nuestras fronteras. El análisis de Le Monde es sobresaliente, en la mejor tradición del verdadero periodismo de investigación. Pone el dedo en la llaga cuando descifra la confusión entre el interés general, argüido por el Gobierno regional, y determinados intereses meramente crematísticos, pasando lista a todos los organismos y entidades implicadas.
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