ESPECTACULAR VARIEDAD DE ESPECIES EN UN PERIPLO DE DOCE DÍAS
Miércoles 22 de octubre de 2014
Viajar a la Antártida ofrece la oportunidad de avistar una variedad de aves marinas difícilmente detectable en otro lugar del planeta. Sirva como muestra esta crónica de una reciente expedición turística de doce días, desde Tierra de Fuego a la Península Antártica, pasando por el Cabo de Hornos y bordeando las Shetland del Sur.
Texto y fotos: Gorka Ocio
La Antártida es uno de los destinos más deseados para los amantes de la fauna salvaje. Mucha gente piensa que para ir allí se necesita un permiso especial casi imposible de conseguir y que por lo tanto es un viaje al alcance de muy pocos. Sin embargo, la realidad es tan sencilla... como poco económica.
Basta con una plaza en uno de los muchos barcos que navegan con turistas en aquellas gélidas aguas. Eso sí, viajar a la Antártida es siempre sinónimo de caro. Pero si se busca con tiempo, sin prisa y pocas exigencias de acomodación, podemos encontrar ofertas al alcance de nuestros bolsillos.
El barco de bandera argentina Ushuaia, de la compañía Antarpply Expeditions, reunía todos nuestros requisitos. Marinería y guías de habla hispana, capacidad para cincuenta pasajeros y, sobre todo, política de puente abierto. Esto significa que podíamos estar en el puente durante los doce días que iba a durar la aventura, algo que es fundamental para disfrutar de la mar y su fauna. Y todo ello a un precio de unos 3.000 euros, muy asequible si lo comparábamos con el resto de ofertas.
Estaba previsto que el Ushuaia partiese el 8 de diciembre de 2008, al inicio del verano austral, del puerto de Ushuaia, capital de la provincia argentina de Tierra del Fuego, en la Patagonia. Paradójicamente, es un puerto seco: mientras el muelle es Argentina, el agua es Chile. Pero el destino quiso que tres días antes nuestro barco sufriese un imprevisto que obligó a la compañía contratada a buscarnos otro embarque.
Qué mala suerte, pensamos al principio. Sin embargo, acabaríamos encantados con el cambio, ya que fuimos reubicados en el rompehielos ruso Polar Pioneer, de la compañía australiana Aurora Expeditions, lo que nos permitió ganar un día más de viaje y encima tener un camarote exterior doble y con baño. Y todo ello sin aumento de precio, a pesar de que el coste de esta otra travesía duplicaba con creces el de la que habíamos contratado inicialmente.
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