CIENCIA A PIE DE CALLE
Salvador Herrando Pérez
Miércoles 22 de octubre de 2014
En cierta ocasión, una niña me comentó en la sección de verduras de un supermercado que no sabía que sobre las zanahorias crecía una plantita. Esta simpática situación retrata el cisma que existe entre los alimentos que consumimos los ciudadanos y el lugar donde se producen.
Cuántos de nosotros asociamos un jugoso tomate en la ensalada, la suavidad de una escalibada bañada en aceite de oliva, una refrescante rodaja de sandía, el delicioso café de sobremesa o el turrón almendrado de la última Navidad, con un insecto que una mañana poliniza una flor cuyo ovario fecundado alcanza nuestra mesa en forma de dulce, tisana, fruta, salsa, sopa o verdura. Esta relación entre paladar y polinización está además vinculada con la diversidad biológica, en particular de las abejas (20.000 especies descritas en todo el mundo). Así lo demuestra el estudio encabezado por Alexandra Maria Klein en plantaciones de café arábiga en la isla Célebes (Indonesia). En su artículo publicado en Proceedings of the Royal Society de Londres (1), los investigadores de Göttingen (Alemania) muestran que la cantidad de bayas de café producida en 24 fincas agroforestales aumenta con el número de especies de abejas que polinizan las flores, como se aprecia en la figura adjunta.
Tres causas entrelazadas pueden explicar dicho resultado. En primer lugar, los cafetales más productivos son también los más cercanos a las selvas del Parque Nacional Lore Lindu, lo que facilita la visita diaria de muchas especies de abejas sociales desde sus colmenas en el interior del bosque. En segundo lugar, para aumentar su productividad las matas de café se plantan a la sombra de una selva transformada y ese extra de diversidad botánica procura hábitat a muchas especies de abejas solitarias cuyos pequeños nidos se camuflan en el suelo y los troncos caídos. Finalmente, cada especie de abeja tiende a libar flores a una altura determinada y a cierta hora del día, así que especies diferentes complementan su función polinizadora y aumentan el número de flores polinizadas. En términos de producción, interesa que cada planta reciba un alto número de visitas por unidad de tiempo, pues cada flor cuenta con dos días de vida para ser fecundada entre cientos de otras flores.