SE CONFIRMA LA BUENA MARCHA DEL NÚCLEO REINTRODUCIDO EN LOS PIRINEOS
Miércoles 22 de octubre de 2014
Desde 1996, ocho osos de Eslovenia han sido liberados en los Pirineos. Gracias a ello, se ha consolidado una nueva población de al menos treinta ejemplares y media docena de hembras reproductoras. Aunque los animales reintroducidos y su descendencia se mueven por todo el ámbito pirenaico, el seguimiento realizado en el sector catalán ofrece una visión esperanzadora sobre el futuro de estos nuevos osos.
por Santiago Palazón, Iván Afonso, Antoni Batet, Joan Rodríguez, Natalia Sastre, Olga Francino y Jordi Ruiz-Olmo
A principios del siglo XX se estimó que en los Pirineos habitaban unos doscientos osos pardos (Ursus arctos) (1). Esta población fue disminuyendo y hacia mediados de siglo comenzó a desgajarse en tres subpoblaciones. En 1980 se consideraba que sólo quedaba media docena de osos en los Pirineos centrales (2), de donde el plantígrado desapareció a finales de esa década o principios de la siguiente. A finales del siglo XX existía una situación de auténtico colapso poblacional, con unos pocos machos y una única hembra en los Pirineos Occidentales o Atlánticos (noreste de Navarra, noroeste de Aragón y sur del Bearn francés).
Ante este panorama, se puso en práctica una prueba piloto de liberación de ejemplares. Entre 1996 y 1997 Francia soltó en Melles (Alto Garona) tres osos capturados en Eslovenia –las hembras Ziva y Mellba y el macho Pyros– en plenos Pirineos centrales franceses, a muy pocos kilómetros de la frontera con el Valle de Arán (3). Una década después, en 2006, ante la baja natural del macho Papillón y la muerte por disparos de Cannelle, la última hembra autóctona de los Pirineos, se liberaron otros cinco animales eslovenos en el sector central de estas montañas: cuatro hembras (Sarousse, Hvala, Palouma y Francka) y un macho (Balou). La operación fue ejecutada por Francia, pero contó con el apoyo de España.
En total han sido ocho ejemplares reintroducidos en diez años: dos machos y seis hembras. La población ha ido evolucionando lentamente a partir de esos fundadores y hoy en día puede considerarse consolidada. Así lo indican los resultados del seguimiento del oso pardo realizado en Cataluña, sobre animales que habitan de manera temporal o permanente dentro de los límites de esta comunidad autónoma.
El seguimiento se reparte por las comarcas del Valle de Arán (donde las competencias son de una administración propia, el Consejo General de Arán), el Pallars Sobirà, la Alta Ribagorza, el Pallars Jussà y el Alto Urgell, en un amplio territorio delimitado al norte por Francia, al este por Andorra y al oeste por Francia y Aragón. Este seguimiento en Cataluña cubre buena parte de las zonas por donde se han movido y se mueven los animales reintroducidos en Pirineos y sus descendientes (la población autóctona de Pirineos se da por extinguida casi con toda seguridad, tras la más que probable desaparición del macho Camille). Para ser más exactos, en Cataluña el oso ha sido detectado en el 60% de las cuadrículas (UTM de diez por diez kilómetros) de la parte española de los Pirineos en las que hay registros del plantígrado durante estos años (4).
¿Cuántos osos hay en los Pirineos catalanes?
Esta es una de las preguntas que nos planteamos nosotros mismos a menudo. Y esto porque desde hace años teníamos la sensación de que había algunos osos más de los que podíamos censar. Desde el comienzo de las reintroducciones nos hemos preocupado por conocer el tamaño de nuestra pequeña población. Pero a partir del año 2000, con el nacimiento de osos de primera y segunda generación, las dudas fueron cada vez mayores. Conocemos los osos liberados (generación fundadora), algunos de los cuales han muerto (Mellba, Palouma y Francka). Y también a los oseznos que nacieron cuando sus madres eran seguidas mediante emisores. Pero la cuestión se ha ido complicando con el tiempo.
Pongámonos en el contexto pirenaico: los osos se mueven libremente entre diferentes territorios, con diferentes administraciones y diferentes equipos de seguimiento. Y además, una parte de los ejemplares nunca pisa Cataluña, mientras que otros pueden vivir permanentemente en nuestro territorio o sólo una parte de su tiempo.
Por eso censar osos no es una tarea fácil, sobre todo cuando hablamos de pequeñas poblaciones que habitan en territorios muy extensos (5, 6). Además, el Pirineo catalán es muy montañoso y boscoso, lo que hace más difícil avistarles. La observación directa, las citas, las huellas y otros muchos métodos son de gran utilidad, pero no exentos de los lógicos errores o sesgos. Y esto pese a que existe un nivel de coordinación en el censo de osos pirenaicos más que satisfactorio, en nuestro caso con un contacto permanente con los especialistas franceses, andorranos y aragoneses cuando se producen datos en zonas limítrofes. También se convocan reuniones anuales de comparación y depuración de resultados, que nos permiten dar un censo mínimo único para todos.
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