A través de encuestas en doce puertos andaluces y murcianos
Miércoles 22 de octubre de 2014
El palangre de superficie, dedicado sobre todo al pez espada, es una grave
amenaza para la tortuga boba en el Mediterráneo español. Así lo perciben,
en encuestas realizadas en una docena de puertos de Andalucía y Murcia,
los propios pescadores, que incluso proponen algunas medidas para
mitigar el problema de estas capturas accidentales.
Aunque la tortuga boba (Caretta caretta) es la más abundante de las tortugas marinas presentes en el mar Mediterráneo, está catalogada como “En peligro” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Son muchas las amenazas que sufre: pérdida de playas de puesta, turismo incontrolado, contaminación, consumo de su carne o huevos e introducción de animales domésticos en las playas de puestas. Pero lo que causa una mayor mortandad es su captura accidental por pescadores (1, 2). Se estima que decenas de miles de ejemplares son víctimas de ello en aguas españolas.
Antaño era muy habitual en el Mediterráneo el consumo de la carne de la tortuga boba. De hecho, en las zonas litorales se construían cobertizos para mantenerlas y así disponer de carne fresca (3). Además, en las costas andaluzas se usaba el aceite de estos quelonios para tratar golpes y contusiones. Más recientemente, se han capturado para vender su caparazón como adorno (4). En las casas de los marineros de pueblos como Chiclana (Cádiz) o Carboneras (Almería) era habitual colocar un caparazón sobre el quicio de la puerta, como aún hoy se observa en algunas viviendas abandonadas.
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