Un macho de cernícalo primilla, a punto de cebar a sus pollos con un ortóptero recién capturado, en la entrada del nidal de un primillar (foto: Saturnino Casasola).
Miércoles 22 de octubre de 2014
En el entorno de la gran metrópoli, la asociación Grefa ha puesto a disposición de una de nuestras especies más queridas y vulnerables toda una red de edificaciones para que forme nuevas colonias. Hoy en día, esos primillares acogen el 20% de la población madrileña de la rapaz.
Texto y fotos: José Antonio Montero
Cargada de razón, la activa oposición ecologista al desdoblamiento de la M-501 basó buena parte de sus críticas estos años atrás en la destrucción del hábitat de especies amenazadas que traería consigo no solo la conocida como “carretera de los pantanos”, que cruza todo el oeste madrileño, sino todo el urbanismo que surgiría asociado a esta obra.
Un ejemplo de que este tipo de argumentos tiene todo su fundamento nos lo da la población madrileña de cernícalo primilla. Suman unas trescientas parejas, que sufren la constante reducción de sus zonas de alimentación debido al avance de las infraestructuras viarias y las zonas residenciales propio de un área tan humanizada como la Comunidad de Madrid.
Pero por paradójico que resulte, lo cierto es que uno de los principales apoyos a la conservación de esta rapaz ha venido precisamente del presupuesto establecido para reducir el impacto ambiental de la duplicación de la M-501. La obra ya ha sido realizada y un tramo de esa carretera es hoy en día una flamante autovía, en concreto desde el área metropolitana de Madrid capital hasta Navas del Rey.
Esta localidad fue nuestro punto de encuentro, a primera hora de la mañana del pasado 31 de mayo, con Ernesto Álvarez y Fernando Garcés, presidente y secretario general de Grefa, respectivamente. La cita era fruto de una invitación previa a Quercus, por parte de esta asociación naturalista, para conocer la red de primillares que ha impulsado en la Comunidad de Madrid.