Las acebedas se erigen como garantes del tejo
Miércoles 22 de octubre de 2014
El principal problema del tejo en la cordillera Cantábrica es la falta de regeneración
espontánea debido a la presión que ejercen los animales herbívoros, tanto silvestres
como domésticos, sobre sus semillas y plántulas. Sin embargo, se ha comprobado
que el acebo ejerce un papel protector de los renuevos del tejo, gracias al follaje
punzante que ha desarrollado en su base precisamente como respuesta
defensiva al ramoneo.
El tejo (Taxus baccata) tiene un área de distribución muy amplia –Europa, norte de África y Asia occidental–, pero ha sufrido una fuerte regresión en los últimos siglos. Extinciones locales y reducciones drásticas del tamaño de sus poblaciones hacen que actualmente esté considerado como una especie rara y amenazada en puntos tan dispares como las islas Británicas, Escandinavia, las sierras Béticas o la cordillera de los Cárpatos (1). Desde antiguo se le considera un árbol emblemático en las zonas rurales del norte peninsular y es frecuente encontrar individuos centenarios, e incluso milenarios, en las plazas de aldeas y pueblos, así como junto a iglesias, cementerios y ermitas. Este hecho ha impulsado a las Administraciones autonómicas a establecer diversas estrategias legales para conservarlo, como el Plan de manejo del tejo en el Principado de Asturias (2), que señala como problema más llamativo los malos tratos que reciben estos individuos centenarios asociados a entornos humanos. También resalta la necesidad de ampliar los conocimientos biológicos sobre la especie, para así evaluar el tipo de gestión que debería aplicarse a las poblaciones naturales.
En este artículo sintetizo varios estudios ecológicos recientes (3, 4, 5, 6) que analizan el proceso de regeneración natural del tejo en la cordillera Cantábrica. Aunque la especie suele aparecer de forma aislada y escasa en hayedos montanos, paredes rocosas y hoces, es en los bosques secundarios donde alcanza densidades importantes. El primer objetivo de estos estudios fue, por lo tanto, evaluar la situación demográfica de un número relativamente alto de tejos situados en acebedas y orlas de hayedos, mediante parámetros sencillos relacionados con la capacidad de regeneración, como el porcentaje de individuos juveniles por cada ejemplar adulto. Estos muestreos pusieron de manifiesto que la regeneración variaba mucho a escala regional: la mayor parte de las poblaciones están muy envejecidas y sólo se registra incorporación activa de nuevos individuos en algunas de ellas (3). Para explicar este patrón, voy a seguir un método basado en identificar “cuellos de botella” a lo largo del proceso de incorporación de plántulas y espero que los resultados permitan establecer propuestas de gestión regional para las poblaciones de tejo.
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