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Mejora del hábitat de la nutria en el Cerrato palentino

Jornada de pesca eléctrica durante los muestreos de fauna en los ríos y arroyos del Cerrato palentino (foto: Javier Sanz).

LAS MEDIDAS BENEFICIAN AL RESTO DE LA FAUNA

Miércoles 22 de octubre de 2014
La comarca palentina del Cerrato es eminentemente agrícola y los cultivos llegan con frecuencia
hasta la orilla misma de ríos y arroyos. En tales condiciones, las riberas han conservado muy poco
de su vegetación y, por lo tanto, no hay un hábitat adecuado para la nutria ni para muchas
otras especies animales. Esto es precisamente lo que ha tratado de corregir un proyecto
ejecutado entre los años 2009 y 2010.

por Asier Saiz


En junio de 2010 finalizaron las obras del proyecto titulado Actuaciones para la mejora del hábitat de la nutria en el Cerrato palentino, promovido por la Diputación Provincial de Palencia y premiado en el primer Concurso para el Incremento de la Biodiversidad organizado por la Fundación Biodiversidad y la Federación Española de Municipios y Provincias en enero de 2008.

Con este proyecto, la Diputación Provincial de Palencia pretende recuperar las características naturales de los ríos y arroyos de la comarca del Cerrato, situada en el sureste de la provincia de Palencia, mejorar el hábitat para la fauna local e incrementar la biodiversidad. Uno de sus objetivos concretos consiste en favorecer a la nutria (Lutra lutra), que actualmente ocupa estos cauces de una forma discontinua y temporal (1). Sin embargo, dichas actuaciones también tendrán efectos positivos para las poblaciones de peces y cangrejos de río, así como para anfibios, reptiles, aves y pequeños mamíferos, que encontrarán refugio y alimento en una comarca donde predomina el uso agrícola del terreno.

El paisaje del Cerrato se caracteriza por una sucesión de valles y páramos calcáreos en los que la vegetación natural se encuentra restringida a sus cuestas o laderas, aparte de algunas zonas de monte que perduran en los páramos. Los cauces fluviales carecen de vegetación riparia y son en gran parte de carácter temporal, salvo el río Franco y, por supuesto, el Pisuerga y el Arlanza. En la mayor parte de sus tramos los cultivos agrícolas llegan hasta el borde mismo del cauce, que frecuentemente ha sido dragado y rectificado entre los límites de las parcelas para favorecer el drenaje y la evacuación de los caudales.

La primera fase del proyecto se centró en los arroyos del Prado, Maderano, Valle de Cerrato, Madre y del Castillo. Las actuaciones comenzaron en su desembocadura y fueron remontando poco a poco el cauce. El propósito era dar continuidad a los ecosistemas que ofrecen las riberas de los ríos Pisuerga y Arlanza para el conjunto de la fauna y que, de hecho, sirven de refugio estival a la nutria y a otras muchas especies animales.

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