Miércoles 22 de octubre de 2014
WWF ha llevado a cabo una reciente evaluación de más de de sesenta áreas protegidas, en una selección de siete países con poblaciones de tigre. Pues bien, solo 22 de estas áreas, poco más de un tercio, mantiene unos estándares mínimos de protección, según los criterios de esta ONG internacional.
Las restantes, en cambio, no están cumpliendo la función por las que fueron creadas de proteger al tigre y otras especies amenazadas, indica WWF, para quien la ineficacia a la hora de luchar contra el furtivismo es la principal deficiencia detectada.
Los indicadores analizados han sido, entre otros, el número de personas que integran la plantilla del espacio protegido. De una encuesta realizada entre trabajadores de esos parques y reservas, así como entre técnicos de WWF destinados a esos lugares, se deduce que en el 65% de los casos no había suficiente personal para combatir a los furtivos.
Un ejemplo es el Parque Estatal de Royal Belum, en Malasia, vital para la población de tigres de ese país y con una alta tasa de furtivismo. Para una extensión de algo más de mil kilómetros cuadrados, equivalente a toda la superficie protegida de Doñana (Parque Nacional y entorno), se cuenta con menos de veinte guardas y vigilantes.
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