: Buena parte de la orilla de la laguna Sampedra (arriba) está ocupada por viviendas que entran en las zonas de protección y exclusión de los cauces públicos (foto: M. Velasco).
Miércoles 22 de octubre de 2014
Ha pasado más de un año de la inclusión de las lagunas de Ruidera en la Lista Ramsar de humedales. A tenor del flujo masivo de turistas, entre otros impactos, la pregunta sigue siendo si la medida ha servido para mejorar el estado de conservación de un espacio protegido desde 1979, pero que ni siquiera cuenta con el preceptivo PORN.
Mariano Velasco
aeda23@terra.es
En septiembre de 2010, la Junta de Castilla-La Mancha propuso incluir en la Lista Ramsar de humedales de importancia internacional a las lagunas de Ruidera. Unas peculiares condiciones naturales conceden un valor excepcional a este famoso paraje del extremo noroeste de la comarca del Campo de Montiel, que comparte territorio de las provincias de Albacete y Ciudad Real.
Un año después, el Gobierno central autorizó la medida propuesta. Medida que, en principio, parece adecuada y lo único que cabría objetar es que no se hubiera adoptado con mucha más antelación para el que está considerado como uno de los más importantes espacios naturales europeos formados por humedales ligados a formaciones tobáceas.
Pero dicho esto, quizá convendría analizar con más profundidad las implicaciones. Recordemos que, en lo esencial, el Convenio Ramsar lo que viene a reconocer es el gran valor de los humedales como recurso económico, cultural, científico y recreativo de importancia estratégica, cuya pérdida sería irreparable y trascendental. La adhesión al convenio implica una serie de obligaciones para los Estados miembros, entre ellas designar humedales apropiados y aplicar planes de ordenación que favorezcan el mantenimiento y gestión de estos.
Así pues, la inclusión de un humedal en la Lista Ramsar supone el firme compromiso del correspondiente Estado para su mejor conservación. Pero en realidad, por lo que respecta a las lagunas de Ruidera, este paso no supone mucho más de lo que en 1933 pudo significar para el mismo paraje ser declarado Sitio Natural de Interés Nacional, ser catalogado en 1979 como Parque Natural, ser incluido desde 1980 en la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda o ser designado como Lugar de Interés Comunitario (LIC) en 2006. Pues bien, toda esa protección administrativa no ha conseguido resolver los graves problemas que amenazan al espacio natural.