Un incendio devastó el entorno de esta charca del término municipal de Cañamero (Cáceres) en julio de 2005, como puede comprobarse en esta fotografía tomada tres meses después. La zona era hábitat de varias especies de anfibios, entre ellas el sapo de espuelas (fotos: Enrique Ayllón).
Miércoles 22 de octubre de 2014
En comparación con los impactos económicos, sociales y paisajísticos, los daños de los incendios forestales a las poblaciones de animales silvestres son a menudo poco valorados y difundidos. En anfibios y reptiles, a pesar de su vulnerabilidad al fuego, los graves efectos a escala local sobre ciertas especies contrastan con el drama generalizado que para este grupo faunístico suponen otras amenazas.
Asociación Herpetológica Española
conservacion@herpetologica.org
Un nuevo verano hemos asistimos con inquietud a las noticias que informan de miles de hectáreas de monte quemadas. El diagnóstico de por qué hay tantos incendios es conocido: la intencionalidad o negligencia humanas, la elevada superficie de monte dominada por especies arbóreas muy inflamables y el abandono de actividades tradicionales agrícolas y ganaderas, así como el progresivo aumento global de las temperaturas unido a la disminución de las precipitaciones durante el presente año pluviométrico.
Estas causas se unen de manera sinérgica a un factor que no debemos olvidar: el fuego en la cuenca mediterránea es una perturbación natural recurrente que ha modelado la estructura y funcionamiento de los ecosistemas mucho antes de que el ser humano apareciera. Plantas y animales han debido adaptarse a este proceso hasta el punto de que muchos sistemas se muestran resilientes, es decir, recuperan la estructura anterior al fuego en un plazo variable de tiempo.
Tras el fuego se inicia de manera natural un proceso de regeneración en el que las especies reaparecen debido a la germinación de semillas, el rebrote de los tejidos vegetales que han sobrevivido, la reproducción de los animales supervivientes o la recolonización desde zonas adyacentes no quemadas. Como vemos, aunque el fuego es una perturbación severa, algunos sistemas naturales están preparados para responder de manera eficaz.
El problema es que en la cuenca mediterránea el ser humano está modificando el régimen natural de incendios, favoreciendo en alguna medida su frecuencia y extensión, un proceso para el cual aún desconocemos si nuestros sistemas naturales están o no adaptados. Llegados a este punto, ¿cuál es el impacto sobre la herpetofauna? Anfibios y reptiles presentan rasgos de historia de vida muy diferentes y por ello su respuesta al fuego debe analizarse por separado.
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