El diente de león (Taraxacum gr. officinale) es una hierba que puede encontrarse actualmente en la mayor parte de las ciudades del mundo. Sus eficaces estrategias reproductivas le han otorgado una gran capacidad de colonización.
Miércoles 22 de octubre de 2014
Aunque es una de las hierbas más familiares de la ciudad, pocos conocen la peculiar estrategia reproductiva del diente de león. Un método nada corriente que, unido a su gran capacidad de adaptación, le ha permitido colonizar los ecosistemas más variados.
J. Ramón Gómez
ramongomez@herbanova.es
LAS ESCASAS PINCELADAS de naturaleza que pueden introducirse en la metrópoli a través de nuestras queridas hierbas comunes están ahora ausentes. En enero la naturaleza urbana descansa a la espera de algún cambio. Estas plantas, que en otras estaciones se rebelan contra la disciplina humana, se encuentran ahora en periodo de latencia. Unas han desaparecido completamente y practican un aleatorio vagabundeo en forma de semilla. Otras, en cambio, optan por desprenderse de sus hojas mientras aguardan la llegada de tiempos mejores. Diferentes estrategias, al fin y al cabo, para sortear las bajas temperaturas.
Pero, aunque sean pocos, todavía quedan algunos valientes que parecen negarse a esta recogida invernal. En las frías mañanas, ayudado por los suaves rayos del sol, surge de entre la escarcha con sorprendente arrojo el diente de león. Resistente a cualquier atropello, ha soportado casi a diario los desaires caninos, la siega semanal y la compactación permanente. Pero allí se encuentra, a pesar de todo, postrado en humilde actitud, portando todavía los restos de sus últimas flores. Y es que cualquier lugar que conserve algo de humedad será adecuado para que crezca el diente de león: bordes de caminos, huertas, alcorques, praderas e incluso las pequeñas fisuras que se abren en el asfalto sirven para que se establezca en prácticamente cualquier ciudad del mundo.
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